La farmacéutica Merck acuerda que otros fabricantes puedan producir su píldora anticovid, pero con "limitaciones"

Imagen de una caja de molnupiravir, la píldora anti covid-19 desarrollada por Merck.
Imagen de una caja de molnupiravir, la píldora anti covid-19 desarrollada por Merck.
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Imagen de una caja de molnupiravir, la píldora anti covid-19 desarrollada por Merck.

La farmacéutica Merck y el Fondo de Patentes de Medicamentos (MPP, por sus siglas en inglés) han firmado un acuerdo de licencia voluntaria para molnupiravir, el antiviral oral que ha desarrollado la compañía estadounidense y que, según los resultados de los ensayos clínicos que ahora está revisando la Agencia Europea del Medicamento (EMA), reduce en un 50% el riesgo de hospitalización y muerte por covid-19.

Así lo han dado a conocer este miércoles tanto Merck como el MPP en un comunicado conjunto. "Este acuerdo ayudará a crear un acceso amplio para el uso de molnupiravir en 105 países de ingresos bajos y medianos después de que el medicamento obtenga las aprobaciones regulatorias correspondientes", reza la nota de prensa de MSD, como se conoce a la farmacéutica Merck fuiera de EE UU y Canadá.

La farmacéutica se ha comprometido así a no recibir regalías por las ventas de molnupiravir bajo este acuerdo mientras la OMS mantenga la Emergencia de Salud Pública de Preocupación Internacional por la covid-19.

El director ejecutivo del MPP, Charles Gore, ha destacado en el comunicado que este acuerdo es "transparente" y representa "la primera licencia voluntaria de MPP para una herramienta médica contra la covid-19. Esperamos que sea un gran estímulo para otros".

Según los términos acordados, MPP, a través de la licencia otorgada por MSD, podrá otorgar licencias adicionales no exclusivas a fabricantes (lo que se conoce como 'Licencia MPP') y diversificar la base de fabricación para el suministro de molnupiravir a los países cubiertos por la licencia MPP, una vez este antiviral sea aprobado por la OMS y por las reguladoras locales, explican los firmantes del acuerdo en su comunicado. Esto es, otras empresas de genéricos que cuenten con la capacidad y la autorización para producir molnupiravir, y que estén basadas en alguno de los 105 países de la lista acordada, podrán solicitar la licencia para ello al MPP para fabricar el fármaco.

Críticas de MSF

Desde Médicos sin Fronteras (MSF), sin embargo, han emitido un comunicado en el que expresan su "decepción con las limitaciones de esta licencia, pues excluye a cerca de la mitad de la población mundial e importantes países de ingresos medio-altos con una robusta capacidad de fabricación como Brasil o China". Añaden también que "contiene una disposición perjudicial que socava el derecho de las empresas de genéricos que firman la licencia de impugnar las patentes para facilitar [y aumentar] la producción de versiones genéricas del medicamento".

Si bien consideran el acuerdo como un "bienvenido paso adelante", interpretan que contiene una cláusula que "podría considerarse ilegal en algunas jurisdicciones por sus efectos anticompetitivos". 

Una condición que consideran "tremendamente atroz" dado que el desarrollo del molnupiravir realizado en la Universidad de Emory fue financiado en gran medida por la Administración de EE UU. "Sin embargo, los derechos del medicamento fueron para las compañías farmacéuticas Merck y Ridgeback Biotherapeutics. Este es otro terrible ejemplo de investigación y desarrollo financiados con fondos públicos para covid-19 que está monopolizado de forma privada", añaden en su comunicado.

A pesar de ser esta la primera licencia voluntaria totalmente trasparente que cubre un tratamiento anticovid, "no va todo lo lejos que debería ir: excluye a países muy importantes y contienen cláusulas perjudiciales", han añadido desde la organización Salud por Derecho.

"Hay mucha financiación pública y no se pueden poner limitaciones al acceso público", denuncian en Salud por Derecho

Irene Bernal, responsable de acceso a medicamentos de Salud por Derecho, ha detallado a 20minutos que "el acuerdo contiene una cláusula que establece que el acuerdo se terminaría si el licenciatario retara la patente, es decir, que exportara o produjera a países en los que la patente sí está vigente [un país que no esté en la lista de los 105]. Esto está directamente relacionado con las posibilidades de retar una patente con una licencia obligatoria", afirma.

"La Universidad de Emory tiene un gran peso en el desarrollo de este fármaco con fondos estatales, hay mucha financiación pública y no se pueden poner limitaciones al acceso público. Es una muy buena noticia pero con limitaciones que nos planteamos si van en contra de los propios acuerdos internacionales, más cuando estamos hablando de medicamentos con enorme financiación pública. Si no somos capaces de cambiar las reglas del juego en una situación de emergencia mundial, ¿cuándo lo vamos a hacer?", cuestiona Bernal. 

Por otro lado, la Alianza Internacional de Vacunas ha aplaudido la iniciativa y ha destacado que "a diferencia de la distribución grotescamente desigual de las vacunas covid-19, los países más pobres no tendrán que esperar a la cola". Pero al mismo tiempo señala que es "vergonzoso" que, en mitad de una pandemia, Merck continúe bloqueando el acceso al fármaco y a sus beneficios a las personas en muchos países de ingresos medios. De hecho, "anima a estos países a emitir licencias obligatorias para acceder al tratamiento", ha recogido Salud por Derecho en un tuit.

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