Hace tiempo que aprendimos que la pandemia de la covid-19 es un problema global que necesita soluciones globales. Por esta razón, desde que comenzó el debate sobre la necesidad de dosis de refuerzo de la vacuna contra el coronavirus, los expertos alertaron de que la prioridad era inocular la pauta completa (dos dosis en la mayoría de fórmulas aprobadas) al mayor número posible de personas en todo el mundo. 

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Esta es también la conclusión principal de una publicación en la revista científica The Lancet firmada por un panel de expertos internacionales entre los que se encuentran la científica jefe de la OMS, Soumya Swaminathan, o dos veteranos de la reguladora de EE UU (FDA, por sus siglas en inglés), Marion Gruber y Phil Krause.

"La evidencia actual no parece mostrar necesidad de una vacuna de refuerzo en la población general, en la que la eficacia (de la pauta completa de las vacunas actuales) contra la enfermedad grave sigue siendo alta", reza el nuevo ‘paper’, basado en una revisión de los datos de todas las pruebas clínicas y estudios observacionales publicados hasta el momento.

Los expertos consideran que las vacunas actuales protegen de una enfermedad grave causada también por la variante delta del SARS-CoV-2, por lo que concluye que "la vacunación de refuerzo no es apropiada para la población general en esta etapa de la pandemia".

"La vacunación de refuerzo no es apropiada para la población general en esta etapa de la pandemia"

El equipo científico apunta asimismo que, si bien los beneficios de una primera pauta completa de vacunación frente a la covid-19 "claramente tiene más beneficios que riesgos", "podría haber riesgos si las dosis de refuerzo se administran de forma general demasiado pronto o demasiado frecuentemente, especialmente con las vacunas que pueden causar efectos secundarios (como miocarditis, que es más común después de la segunda dosis de algunas vacunas de ARNm, o el síndrome de Guillain-Barré, que se ha asociado con vacunas basadas en adenovirus como AstraZeneca)". 

Por esta razón, advierten: "Si un refuerzo innecesario provoca reacciones adversas significativas, esto podría tener implicaciones en la aceptación de las vacunas que vayan más allá de las vacunas contra la covid-19". "Por lo tanto -insisten-, un impulso generalizado debería realizarse solo si hay pruebas claras de que es apropiado".

¿Con la misma vacuna o con otra diferente?

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La semana pasada el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud aprobó administrar una tercera dosis de la vacuna contra la covid-19 a personas especialmente vulnerable a esta enfermedad como las que han sido trasplantadas o las que toman medicación oncológica que compromete el funcionamiento de su sistema inmunitario. Sin embargo, varias Comunidades han pedido a la ministra de Sanidad, Carolina Darias, que amplíe los grupos destinatarios de este pinchazo de refuerzo a los mayores que viven en residencias, que fueron los primeros en vacunarse a principios de este año y son los que más probabilidades tienen de sufrir la pérdida de la inmunidad debido a la inmunosenescencia. Darias, de momento, aplaza la decisión a la espera de mayor evidencia científica.

En esta nueva carta de posicionamiento de los expertos internacionales publicada en The Lancet, estos arguyen que la vacunación de refuerzo (booster, en inglés) "podría ser apropiada" para las personas con el sistema inmune debilitado. Pero también apuntan que "las personas cuyo sistema inmunitario no respondió robustamente a las primeras vacunas podrían no responder tampoco tras una dosis de refuerzo". 

"Si las vacunas se inoculan allá donde mayor bien hagan, antes podrían acelerar el final de la pandemia"

En este sentido, los investigadores señalan que "no se sabe si las personas inmunocomprometidas se beneficiarían más de una dosis adicional de la misma vacuna o de una diferente que pudiera complementar la respuesta inmunitaria del primer pinchazo". Sostienen además que, en todo caso, una dosis de refuerzo será más útil y duradera si se administra un preparado diseñado para combatir futuras nuevas variantes, y no las actuales. 

En esta nueva publicación, los firmantes sostienen que la reducción de la cantidad de anticuerpos neutralizantes no necesariamente predice una reducción de la eficacia de la vacuna y lo explican porque no solo los anticuerpos protegen frente a la enfermedad, sino también las células T de memoria, que son la base de la respuesta inmunitaria y las que ordenarían la producción de nuevos anticuerpos específicos contra la covid-19 en caso de infección.

Acelerar el final de la pandemia

Los expertos, que abundan en que se necesitaría más investigación para identificar las circunstancias concretas de las personas que se beneficiarían de una dosis de refuerzo, piden basar esta decisión en datos científicos y no en decisiones políticas. Asimismo, suscriben que conforme se vayan generando nuevos datos, "estos podrían en primer lugar ofrecer evidencia sobre la necesidad de refuerzo en algunas subpoblaciones".

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Concluye el escrito que dado que el suministro de vacunas es limitado, estas "salvarán más vidas si las destinamos a las personas con riesgo de enfermar gravemente y que todavía no han sido vacunadas". Incluso si hubiera en última instancia algún beneficio en administrar la vacuna de refuerzo, este no superaría los beneficios de proporcionar esa protección inicial a las personas que aún no han sido inoculadas, incide.

Por último, mantienen los expertos que si las vacunas se inoculan allá donde mayor bien hagan, antes podrían acelerar el final de la pandemia al inhibir la evolución de variantes. Por esta razón, recuerdan, la OMS ha pedido una moratoria de las terceras dosis hasta que los beneficios de las primeras vacunas lleguen a más personas en todo el mundo.