La OCDE afirma que la recuperación se "fortalece" en la UE, pero pide mantener estímulos fiscales hasta que se afiance

Un trabajador carga un barril de cerveza en un camión en Toledo.
Un trabajador carga un barril de cerveza en un camión en Toledo.
ÁNGELES VISDÓMINE / EFE
Un trabajador carga un barril de cerveza en un camión en Toledo.

La recuperación económica en la Unión Europea y los países del euro va ganando impulso y robustez, pero una retirada prematura de los estímulos fiscales que la impulsan podría malograr un proceso que aún se está consolidando. Esta es una de las principales conclusiones de un exhaustivo informe de la OCDE hecho público este viernes que desgrana cómo la economía europea está saliendo de la crisis provocada por la Covid y realiza una serie de recomendaciones para no torpedear el proceso.

"La recuperación se está fortaleciendo. Sin embargo, la pandemia podría haber provocado consecuencias económicas persistentes y el apoyo fiscal no debería retirarse prematuramente", advierte la OCDE. El organismo sostiene que la política fiscal "debería seguir apoyando a los sectores hasta que la recuperación sea firme" y advierte sobre los peligros de recuperar el rigor presupuestario demasiado pronto. 

"Aunque el marco [fiscal] existente tiene márgenes de flexibilidad, el cumplimiento estricto con él requeriría grandes esfuerzos de consolidación en los próximos años, arriesgando malograr la recuperación", destacan. Dicho de otra manera: tomar medidas para reducir el déficit y la deuda pública demasiado pronto -como se hizo durante la gran crisis de 2008, con exigencias fiscales férreas- podría devolver a la eurozona a la recesión. Eso sí, recomiendan que el apoyo fiscal sea "más dirigido" hacia sectores específicos y que la inversión pública se centre "en proyectos productivos". 

Además, la OCDE destaca el riesgo de que la demanda débil en algunos sectores se prolongue en el tiempo y que no se logre reducir las elevadas tasas de desempleo que ha dejado la pandemia tras de sí. Según los últimos datos hechos públicos por Eurostat, el paro en la UE se situó en julio en el 6,9%, todavía tres décimas por encima del nivel de febrero de 2020. En la zona euro la cifra ascendía al 7,6%, dos décimas por encima del último mes prepandémico. Entre los países más poblados de la UE, solo Dinamarca, Grecia, Italia, Portugal y Eslovenia han recuperado el empleo anterior a la pandemia.

Otra de las consecuencias perniciosas de la pandemia que podría afectar a la economía es el cierre temporal de los centros educativos. La OCDE afirma que "las alteraciones en el sistema educativo pueden afectar al capital humano de futuras generaciones", perjudicando así el crecimiento económico futuro.

En cuanto a la política monetaria, el informe aboga por que el BCE mantenga los tipos de interés bajos y por reducir la dependencia que tienen los mercados financieros europeos de los bancos. También apuestan por una mayor integración fiscal que fortalezca a las economías del euro en caso de shocks

Los peligros de reabrir viejas heridas

La crisis pandémica ha despertado el temor a que vuelvan los viejos fantasmas de la década pasada surgidos tras el hundimiento económico de 2008. En este aspecto, la OCDE advierte de que una mala recuperación podría cuestionar de nuevo el proyecto europeo. "Una recuperación débil incrementaría la desigualdad, alimentando el descontento e hiriendo la confianza en la UE. La crisis podría dejar cicatrices y reabrir viejas heridas", destaca el informe.

En esa línea, prosigue el documento, "el desproporcionado impacto de la crisis en el sector servicios, con abundantes puestos de trabajos de baja cualificación puede incrementar la desigualdad y la pobreza". La OCDE recuerda que las economías del sur del Viejo Continente, más dependientes del turismo y de las empresas pequeñas, registraron los mayores descensos del PIB el año pasado.

Dentro de las fronteras de los Estados, otro de los ejes que preocupan es el de campo-ciudad. En este aspecto, la OCDE ve un riesgo de que el impacto asimétrico de la pandemia en las grandes urbes y las zonas rurales acreciente las desigualdades.

Invertir más en infraestructuras para una recuperación verde y digital

La pandemia se ha solapado en el tiempo con el gigantesco reto de adaptar la economía europea a las exigencias del cambio climático. Pero la crisis se ha convertido en una inesperada oportunidad para impulsar la transformación con un fondo europeo de recuperación dotado con 750.000 millones de euros condicionados al desarrollo de proyectos verdes y a la digitalización. 

Para acelerar la recuperación, la OCDE considera "clave" aumentar la inversión en infraestructuras públicas como la red eléctrica. En este sentido destacan que "las interconexiones entre Francia y España son aún enormemente insuficientes". Desde el organismo apuestan también por subir los precios de las emisiones de carbono, por implantar estándares regulatorios más fuertes y por fomentar la innovación, todo ello conjugado con medidas para mitigar el impacto a los hogares pobres.

Otro de los grandes retos que afronta la economía europea es hacer frente al oligopolio de las grandes tecnológicas. La OCDE sugiere actualizar las herramientas de competencia y por regular más efectivamente a las grandes plataformas digitales para intentar romper la concentración en el mercado. "Es necesario evitar con mayor eficacia que las empresas dominantes compren firmas nacientes para frenar a la futura competencia o frustrar el desarrollo de nuevos productos", destacan.

En cuanto a la transformación digital, consideran que un ancho de banda de calidad y asequible es "esencial" para la innovación y que además puede aumentar la "resiliencia" ante futuras emergencias de salud pública. También sostienen que un mejor ancho de banda puede corregir el desequilibrio territorial entre el campo y la ciudad facilitando el acceso al teletrabajo. 

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