La vacunación impulsa al alza todas las previsiones económicas y las cifras del Gobierno son las más optimistas

Paseando con mascarillas por Madrid.
Paseando con mascarillas por Madrid.
Jorge París
Paseando con mascarillas por Madrid.

La pandemia ha traído bajo el brazo una crisis económica tan atípica como inesperada. Los estrictos confinamientos que los gobiernos de países de todo el mundo se vieron obligados a imponer para frenar los contagios, especialmente a partir desde el segundo trimestre del año pasado, hundieron la demanda global y las restricciones que sucedieron a las cuarentenas masivas todavía no han permitido que vuelva la normalidad por completo.

El optimismo y el pesimismo de cara a la recuperación han estado atravesados en todo momento por los vaivenes de la pandemia. La incertidumbre y el desconocimiento sobre el virus llevaron a pensar en los primeros momentos que la economía podría rebotar rápidamente y recuperar los niveles precrisis en 2022. Pero con la llegada de la segunda ola europea a mediados de otoño las perspectivas de una vuelta rápida a la normalidad se enfriaron con velocidad. 

Ahora, tras un largo invierno que llevó los pronósticos a sus niveles más pesimistas, la vacunación masiva ha insuflado un nuevo impulso a las proyecciones macroeconómicas, que no han parado de revisarse al alza desde noviembre del año pasado. Los análisis coinciden ahora en que el rebote se repartirá entre 2021 y 2022 con ligeras variaciones entre los dos años. 

Las estimaciones oscilan entre el 5,9% de aumento del PIB respecto al año pasado de la OCDE hasta el 6,5% que proyectó el Gobierno el pasado abril, que sigue siendo hasta hoy el escenario más optimista elaborado este año junto al de la Airef (6,6%).

Pero antes de alcanzarse los niveles actuales, las distintas fases que ha ido atravesando la pandemia han ido modulando el estado de ánimo económico, un proceso que ha sufrido importantes vaivenes.

Gran confinamiento e incertidumbre

Las primeras proyecciones macroeconómicas publicadas en pandemia fueron las del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Europea (abril y mayo de 2020), en un escenario en el que la mayoría de países europeos todavía estaban confinados, se sabía muy poco del virus y los planes de recuperación europeos todavía estaban en sus primeros estadios. Los dos pronósticos infravaloraron la caída que finalmente se produciría en la economía española y predijeron sendos rebotes del 4,3 y el 7% respectivamente para 2021.

En España, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) optó por dibujar dos escenarios: uno más favorable, con un repunte del 5,8% en 2021, y otro más pesimista, que estimaba una recuperación del 4,6% en 2021.

La euforia veraniega

El desconfinamiento y la bajada de los casos que se produjo a partir de mayo de 2020, sumado a los avances en el programa de recuperación, hicieron pensar a algunos analistas que la recuperación se aceleraría. 

Entre junio y octubre del año pasado se elaboraron las proyecciones más optimistas de cara a 2021, especialmente las realizadas durante los meses de verano. El escenario de recuperación gradual del Banco de España proyectó en junio un rebote del 9,1% este año, mientras que el Gobierno vaticinó en octubre una subida del 9,8%, un pronóstico que ya contaba con el impulso del Plan de Recuperación Transformación y Resiliencia.

En un clima de cierto optimismo, el FMI revisó dos puntos al alza su proyección en junio hasta alcanzar el 6,3%, mientras que la Comisión la mantuvo en el 7%. También en junio, la OCDE publicó su primer análisis pandémico, que dibujaba un rebote del 5%, el más tímido de los proyectados en este periodo.

Con la llegada del otoño los rebrotes comenzaron a sucederse y las expectativas se desinflaron en algunos casos. El Banco de España limitó el crecimiento al 7,1% en caso de que los rebrotes se controlaran en el corto plazo y bajó su previsión al 4,1% en caso de que se intensificaran, cosa que finalmente sucedió. Esta última es hasta ahora la previsión más pesimista de todas. 

En octubre, el FMI volvería a revisar al alza su estimación hasta nueve décimas (7,2%), en la misma línea que la Airef, que calculó un rebote del 6,5% (siete décimas más que en el escenario más optimista de mayo), pero que rebajaba bastante las expectativas del Gobierno.

La decepción de la segunda ola

El auge de la segunda ola europea a partir de noviembre del año pasado congeló los ánimos. La Comisión Europea proyectó en noviembre su escenario más pesimista para España: un rebote de apenas el 5,5%, la OCDE mantuvo la expectativa de crecimiento en el 5% y la gran incertidumbre llevó al Banco de España a dibujar tres escenarios. En el que consideraron más plausible rebajaron la expectativa de crecimiento al 6,8%, tres décimas menos que su predicción más optimista de junio.

Ya en enero de 2021 y con una campaña de vacunación aún en pañales, el FMI recortó 1,3 puntos su previsión de recuperación en 2021 (5,9%), un crecimiento que desplazó a 2022, donde vaticinó una subida del 4,7%. En febrero, la Comisión Europea mantuvo sus expectativas en el 5,6%, dividiendo la recuperación económica entre 2021 y 2022 con un crecimiento esperado para el año siguiente del 5,3%. Finalmente, en marzo, el Banco de España rebajó sus estimaciones al mínimo, pronosticando un repunte de solo el 6% en 2021 y del 5,3% en 2022, ocho décimas menos que en diciembre. 

Optimismo primaveral y vacunal 

La campaña de vacunación en Europa no despegaría hasta abril, un mes en el que en España se inyectaron más dosis que en todo el trimestre anterior. Ese mismo mes, con los primeros datos del INE sobre el desplome real de la economía en 2020 (10,8%) ya publicados el FMI mejoró cinco décimas su previsión para España en 2021 elevándola hasta el 6,4%. 

La Airef mejoró sus pronósticos en una décima y en mayo, con la campaña de vacunación ya viento en popa, la Comisión Europea elevaría hasta el 5,9% (tres décimas más) su previsión de febrero, aunque pronosticó que el grueso de la recuperación se produciría en 2022, con una subida del 6,8%. También en mayo, la OCDE revisó nueve décimas al alza sus previsiones de diciembre hasta situarlas en el 5,9%.

El último día de abril, el Gobierno presentó su Escenario Macroeconómico 2021-2024 en el que dibujaba el que hasta ahora es el escenario más optimista de los realizados en 2021: un crecimiento del 6,5% este año y del 7% en 2022. Por su parte, el Banco de España reflejó en sus proyecciones macroeconómicas de junio un rebote del 6,2%, dos décimas superior a lo pronosticado en marzo y un incremento de cinco décimas para 2022. 

El último organismo en pronunciarse ha sido la Comisión Europea, que lo hizo el miércoles. La Comisión ha mejorado seis décimas sus previsiones de febrero, hasta el 6,2%, pero se lleva también el grueso de la recuperación a 2022, con un 6,3% de crecimiento esperado.

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