Una juventud condenada al desempleo y la precariedad: "No he llegado al sueldo mínimo nunca"

Alba Márquez y Guillermo Jurado, dos jóvenes que no han podido encontrar aún una salida estable al mercado laboral.
Alba Márquez y Guillermo Jurado, dos jóvenes que no han podido encontrar aún una salida estable al mercado laboral.
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Alba Márquez y Guillermo Jurado, dos jóvenes que no han podido encontrar aún una salida estable al mercado laboral.

Trabajos precarios, temporales o sin contrato y, sobre todo, largos y frustrantes intervalos de búsqueda de empleo sin éxito. Esa es la experiencia con el mundo laboral de buena parte de una generación, la nacida en el último lustro del siglo XX en España, que está viendo sus planes de vida bloqueados por la falta de oportunidades en el momento de empezar a trabajar, como ya le ocurriera a sus hermanos mayores tras la crisis de 2008.

"No he llegado al sueldo mínimo nunca y no llevo ni un año cotizado, no tengo ni prestación por desempleo", declara Alba Márquez, una joven de 24 años de Aranjuez, Madrid, que trabajó por primera vez con 18 años en una pizzería y ha ido encadenando trabajos a jornada parcial y con sueldo en negro hasta encontrarse sin empleo, en buena medida, a causa de la pandemia.

"He tenido momentos en los que me he culpado por no ser capaz de sacar adelante las entrevistas de trabajo, pero ahora es, más que nada, una sensación de frustración", relata Alba.

España es el país de la Unión Europea con una mayor tasa de paro juvenil (menores de 25 años), que se sitúa actualmente en un 38%, 20 puntos por encima de la media comunitaria. Según los datos de la agencia europea Eurostat, 526.000 menores de 25 años se encuentran en el paro en España.

Guillermo Jurado tiene 24 años y, tras haber comenzado a trabajar hace cuatro años, nunca ha logrado ganar más de 350 euros semanales, un sueldo que logró en un trabajo a media jornada en un cine que describe como "extenuante" y en el que le "trataron bastante mal".

De su grupo de amigos más cercanos, formado por unas ocho personas de aproximadamente su edad, solo una chica trabaja actualmente. Tras estudiar Sociología y aprobar un máster en análisis sociocultural, nunca, salvo un breve trabajo de dos días, ha encontrado empleo en el área en la que tenía formación.

¿Te has sentido frustrado por no poder encontrar un trabajo en lo tuyo?

He sentido normalidad, porque en mi entorno ha sido difícil encontrar a alguien que consiguiese trabajo de lo que hemos estudiado.

Plan contra el paro juvenil

"Las altas cifras de paro juvenil en España se deben al propio modelo productivo del país, que está muy basado en unos sectores, fundamentalmente el sector servicios, que dan el trabajo que dan y que suele ser estacional y que depende mucho del turismo", explica Eduardo Magaldi, responsable de juventud del sindicato UGT.

"Hemos tenido años muy buenos, pero cualquier punto de inestabilidad, como ha sido esta pandemia quiebra el modelo, no podemos seguir basando la economía de nuestro país solo en unos sectores tan volátiles. Lo que sucede con el paro juvenil es que no estamos haciendo los deberes en otras materias que permitirían incorporar a la gente joven", añade Magaldi.

Con el fin de intentar revertir la situación, el Gobierno anunció el pasado 8 de junio un paquete de 5.000 millones de euros, procedentes de fondos europeos, para luchar contra el paro juvenil por medio de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. "No podemos tener jóvenes con contratos de 436 euros, habla mal de nuestro país, del modelo español y muy mal de las empresas", sostuvo entonces Díaz.

Alba Márquez, joven de 24 años, estudió un módulo de Integración Social y ahora cursa Magisterio Infantil ante la falta de salidas laborales.
Alba Márquez, joven de 24 años, estudió un módulo de Integración Social y ahora cursa Magisterio Infantil ante la falta de salidas laborales.
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"Yo sigo echando currículums de integradora, pero aún no he trabajado de eso y tengo el título desde hace dos años"

Alargar los estudios

A la espera de cambios sistémicos que parecen, en el mejor de los casos, lejanos en el tiempo, muchos jóvenes han optado por alargar su formación ante la falta de expectativas laborales.

"Soy una persona a la que le gusta estudiar, pero no me gusta verme forzada a estudiar", declara Alba, que tras cursar un módulo superior de Integración Social decidió empezar la carrera de Magisterio de primaria ante la imposibilidad de encontrar trabajo. "Yo sigo echando currículums de integradora, pero aún no he trabajado de eso y tengo el título desde hace dos años".

Guillermo, por su parte, tiene casi decidido empezar un doctorado, si encuentra una beca que se lo financie. "Si no me lo financian me haré el máster del profesorado", explica este joven, que admite que alargar tanto su vida estudiantil "no fue mi idea en un principio, ha sido el hecho de que mis padres en casa tienen una situación económica estable y que las salidas laborales que he encontrado han sido bastante precarias".

"Hay una cultura en España de aceptar unos años de precariedad antes de incorporarte plenamente al mundo laboral en los que sigues viviendo en casa de tus padres y no pasa nada", considera Magaldi, de UGT. "Pero vamos viendo que se va transformando el modelo de relaciones laborales e incorporarte en una empresa cada vez es más difícil y la precariedad se alarga cada vez más y no sabemos si estas personas, cuando tengan 45 o 50 años, tendrán una estabilidad laboral".

Guillermo Jurado, de 24 años, cree que en los próximos años seguirá estudiando y viviendo en la casa de sus padres.
Guillermo Jurado, de 24 años, cree que en los próximos años seguirá estudiando y viviendo en la casa de sus padres.
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"No creo que consiga un trabajo, quizás intente compaginarlo con algo de fines de semana, pero, en cualquier caso, seguiré en casa de mis padres"

"Siento que me estoy quedando atrás"

Una de las consecuencias más claras de esta tardía incorporación al mundo laboral con cierta estabilidad es el aplazamiento de la edad de emancipación. Según datos de Eurostat de 2019, la edad media en la que los españoles se independizan es 29 años y medio, muy por encima de la media europea, situada en 26,2 años de edad.

Para algunos, esta opción no genera un conflicto, como el caso de Guillermo. "En los próximos años, seguramente siga estudiando, no creo que consiga un trabajo, quizás intente compaginarlo con algo de fines de semana, pero, en cualquier caso, seguiré en casa de mis padres", explica.

En el caso de Alba, sin embargo, el no haber encontrado aún un trabajo que le proporcione un sueldo decente le está impidiendo desarrollar sus planes de vida. "Si hubiese encontrado trabajo, me habría independizado ya", declara. "Mi pareja sí ha encontrado trabajos que le han permitido ahorrar y ahora se ha hecho autónomo. Yo, a veces, siento que me estoy quedando atrás".

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