Cómo saber si tus plantas están recibiendo demasiado sol y si es posible salvarlas cuando ya están quemadas

  • Utilizar una malla o velo semitupido para cubrirlas o cambiarlas a una zona de sombra a las horas de mayor intensidad del sol pueden resultar vitales.
  • Los expertos no recomiendan quitar las horas quemadas cuan se trata de plantas de exterior, ya que de esta manera evitaremos que se quemen también las de debajo.
Unas plantas al sol.
Unas plantas al sol.
PIXABAY
Unas plantas al sol.

La luz es tan fundamental para cualquier planta como el agua. Gracias a ella realizan la fotosíntesis y procesan los nutrientes del suelo para alimentarse de ellos y crecer. Sin embargo, ni todas las plantas necesitan la misma cantidad de luz ni ésta es siempre igual ya que depende de diversos factores.

La luz natural es la más poderosa e intensa y por eso es bueno que todas las plantas, incluso las de interior, la reciban al menos unas horas al día. Sin embargo, esto no quiere decir que haya que dejar a las plantas expuestas a los rayos del sol de una forma continua ni que pasemos por alto factores como la época del año - ya que en verano su intensidad será mayor-, el momento del día - en las horas centrales el sol pega más fuerte-, o la región donde nos encontramos.

¿Cómo se producen estas quemaduras?

Las quemaduras provocadas por el sol pueden producirse tanto por una exposición directa (lo más habitual cuando son plantas de exterior) o bien indirecta, a través de una ventana, en el caso de las plantas de exterior. También pueden quemarse si al regar dejamos caer agua en las plantas ya que puede producirse el llamado efecto lupa (cuando el sol incide sobre el líquido que está en las hojas provoca estas quemaduras).

¿Cómo se manifiestan estas quemaduras?

Estos son algunos de los síntomas más frecuentes a los que conviene prestar mucha atención:

- Aparición de manchas amarillas o rojizas en las hojas que con el paso de los días pasan a color marrón.

- Las plantas pierden sus hojas.

- Si son plantas de flor, generalmente los capullos no se abren aunque se hayan desarrollado.

- Las hojas se marchitan o deforman.

- Los bordes aparecen quemados.

¿Podemos prevenirlo?

Uno de los principales consejos para prevenir estas quemaduras solares es conocer en qué lugar puede crecer mejor cada una de las plantas que adquirimos o llevamos a casa (si es de interior o exterior) y qué tipo de exposición solar se recomienda para cada ejemplar. Incluso cuando se trata de plantas resistentes como los cactus conviene que al principio las situemos en una zona de sombra durante unos días para que se vayan adaptando al nuevo espacio y poco a poco ir aumentando la exposición a zona de semisombra y finalmente sol. 

Es importante tener en cuenta también que las plantas con hojas claras van a ser siempre más sensibles a la exposición a sol que las que tienen un follaje más oscuro o más abundante, ya que las hojas de arriba protegen a las de abajo.

Dos buenos sistemas para protegerlas cuando por la estación del año los rayos inciden en mayor medida o cuando reciben muchas horas sol durante la jornada son los de utilizar una malla o velo semitupido que las resguarde o bien cambiarlas a una zona de sombra a las horas de mayor intensidad o, incluso, meterlas dentro de casa.

¿Qué hacer si la planta ya se ha quemado?

Lo primero sería retirarla de la exposición directa al sol y colocarla en una zona en la que haya buena claridad y reciba la luz filtrada. Si esto no fuese posible, habrá que protegerla a través de algún toldo o cobertura.

Los expertos no recomiendan quitar las hojas quemadas cuan se trata de plantas de exterior expuestas al sol, ya que de esta manera evitaremos que se quemen también las hojas de debajo. En el caso de las plantas de interior si se puede retirar o recortar las hojas quemada.

También se puede reducir la sequedad ambiental y el exceso de calor provocando un clima más húmedo a través de pulverizaciones periódicas bien a primera hora de la mañana o a última de la tarde.

Una vez recuperada podremos volver a colocar la planta al sol gradualmente: al principio un par de horas al día, luego cuatro, seis y finalmente ocho a lo largo de uno o dos meses, para que la planta se readapte poco a poco. Si sigue sufriendo quemaduras, las mantendremos en un lugar resguardado.

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