La crisis del coronavirus también ha tenido sus efectos en los niveles de contaminación, mejorando la calidad del aire hasta en un 41% por la reducción de la movilidad durante el tiempo de confinamiento. Unos datos positivos sin precedentes que, sin embargo, ha mantenido a 36 millones de personas respirando aire contaminado, según un informe publicado este martes por Ecologista en Acción, centrado en el ozono, el contaminante que más se extiende en España y que más afecta a la población.
Una de las conclusiones más importantes del informe, según sus autores, es la demostración de la reducción de la emisiones de contaminantes como el dióxido de nitrógeno o el dióxido de azufre influye directamente en la reducción de los niveles de ozono, por lo que exigen a las administraciones que impulsen medidas eficaces sobre el transporte, la industria y la ganadería intensiva que eviten los episodios puntuales y reduzcan los elevados niveles de fondo.
Durante este año, 4,4 millones de personas -un 9,4% de la población - ha respirado aire contaminado, según este documento. Es decir, uno de cada diez españoles. Una cifra alta que, sin embargo, supone un descenso de entre 5 y 7 millones de personas con respecto a los años anteriores, y la cifra más baja de personas afectadas desde la entrada en vigor del objetivo legal, en 2010.
No obstante, si atendemos al umbral recomendado por la OMS, las personas que han respirado aire contaminado superarían los 36 millones, el 75% de la población española, un dato que sigue siendo excesivo para la organización ecologista, que exige planes de mejora del aire que aún hay 10 comunidades que no han implantado. Son Andalucia, Aragón, Baleares, Cataluña, Valencia, Navarra, País Vasco, Cataluña, Castilla-La Mancha y Castilla y León.
Madrid y Extremadura, las comunidades más afectadas
Los territorios más afectados por el ozono se han repartido entre las Comunidades de Madrid, Extremadura, Castilla-La Mancha y Castilla y León, el interior de Cataluña y la Comunitat Valenciana, la ciudad de Córdoba y, al norte de ésta, la zona industrial de Puente Nuevo.
Por sus características particulares, el ozono afecta con más virulencia a las áreas suburbanas y rurales a sotavento de las aglomeraciones de Madrid, Barcelona, Bilbao, Córdoba, Granada, Málaga, Sevilla, Murcia, València, Valladolid o Palma, y en diferentes zonas rurales de Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Cataluña, Comunitat Valenciana y Extremadura, aunque este año se ha producido un descenso generalizado de los niveles.
"Este descenso no es atribuible a aspectos meteorológicos sino a las reducciones drásticas de los contaminantes que producen ozono como los combustibles por el confinamiento y la reducción de la movilidad", ha especificado Miguel Ángel Ceballos, de Ecologistas en Acción. Un caso a estudiar es el de Extremadura, la Comunidad que menos ha reducido sus niveles de ozono sin tener un foco de emisión, lo que puede deberse a su situación geográfica.
Contaminación en las zonas no urbanas
El ozono troposférico, conocido como el "ozono malo" -no hay que confundirlo con el estratosférico, que el que se encuentra en la atmósfera- afecta más a las zonas rurales y a la periferia de las ciudades y aumenta principalmente en primavera y verano, las épocas con más calor, por efecto combinado de la radiación solar y las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) y compuestos orgánicos volátiles (COV).
"Las altas temperaturas del verano han hecho favorable que aumente el ozono, mientras que la primavera, el confinamiento y las lluvias han ayudado a su reducción", ha explicado Ceballos. En las zonas rurales se produce por las instalaciones industriales y de producción de energía; el transporte marítimo y aéreo; la ganadería industrial o la proveniente de las grandes ciudades.
1.500 muertes prematuras al año en España por ozono
El informe hace hincapié en las últimas estimaciones globales de la AEMA y la OMS sobre la repercusión sanitaria de la contaminación atmosférica, que produjo en 2016 hasta medio millón de muertes prematuras en los países europeos por la mala calidad del aire, 412.000 por exposición a partículas inferiores a 2,5 micras de diámetro (PM2.5), 71.000 por exposición a dióxido de nitrógeno (NO2) y 15.100 por exposición a ozono troposférico.
En España, las víctimas de la contaminación serían alrededor de 30.000 al año, 24.100 por partículas PM2.5, 7.700 por NO2 y 1.500 por ozono, lo que supone duplicar los 16.000 fallecimientos prematuros anuales que se estimaban hace apenas una década. Según Ecologistas en acción, estas muertes prematuras tuvieron un coste para la sanidad española de 5.000 millones de euros en el año 2013.
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