El Congreso aprueba el estado de alarma hasta mayo con el voto en contra de Vox y la abstención del PP

  • PSOE, Unidas Podemos, ERC, Cs, PDeCAT, PNV, Más País, Compromís y otros pequeños partidos apoyan la declaración.
  • Pedro Sánchez comparecerá cada dos meses en el Congreso, pero no se votará de nuevo el estado de alarma.
  • La medida de excepción se aprueba hasta mayo, aunque podrá levantarse en marzo si la situación es buena.
  • El presidente del Gobierno se marcha nada más escuchar a Illa y no escucha a ninguno de los partidos de la oposición.
El ministro de Sanidad, Salvador Illa.
El ministro de Sanidad, Salvador Illa.
EFE
El ministro de Sanidad, Salvador Illa.
El ministro de Sanidad, Salvador Illa. EFE

España estará en estado de alarma, como mínimo, hasta marzo, y si es necesario, hasta mayo. Así lo aprobó este jueves el Congreso de los Diputados por una amplísima mayoría de 194 de los 350 parlamentarios. Solo Vox y sus 52 escaños, además del diputado de Foro Asturias, votaron en contra de la medida de excepción, mientras el PP, EH Bildu y JxCat se abstuvieron y los socios habituales del Gobierno -junto a Cs- votaron a favor. 

Con la aprobación de la Cámara Baja, España se adentra de nuevo en un estado de alarma generalizado para todo el país, pero con el que el Gobierno no ha querido exponerse al calvario parlamentario de hace unos meses, cuando cada 15 días tuvo que acudir al Congreso para revalidar la vigencia del confinamiento. En esta ocasión no será así: el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comparecerá cada dos meses, pero solo para informar del estado de la situación, no para someter la alarma a votación.

Y, de hecho, el Ejecutivo ha accedido a esto obligado por sus socios habituales, que el miércoles se movilizaron por tierra, mar y aire para evitar que Sánchez aprobara una alarma por seis meses y se evitara dar explicaciones de la misma en el Congreso durante todo ese periodo. Finalmente, la presión surtió efecto y el Gobierno aceptó la resolución de ERC por la cual tendrá que rendir cuentas cada dos meses y, además, evaluará junto a las comunidades autónomas la necesidad de mantener la alarma en marzo. Si entonces la situación sigue siendo grave, la medida de excepción se mantendrá hasta mayo.

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, fue el responsable de defender el estado de alarma en sustitución de un Sánchez que declinó participar y que, de hecho, ni siquiera se quedó en el pleno para escuchar a la oposición. Y fue muy claro al advertir que vienen meses duros. "Llega un invierno largo, con unas fiestas distintas", apuntó Illa, que insistió en que "Nos encontramos en una situación de incertidumbre hasta que lleguen las primeras dosis de una vacuna" y alertó sobre la "desmotivación" y el cansancio, de la ciudadanía a la hora de cumplir con las medidas de prevención, que admitió que es "natural y humano" pero que puede costar vidas.

Illa dedicó buena parte de su intervención a presionar al PP para que pasara de la abstención al sí y para vincular su negativa a apoyar al Gobierno con la posición de Vox. "Lo que votamos hoy es una respuesta constitucional, con medidas constitucionales, para proteger la salud y las vidas de los españoles", y por ello la formación que lidera Pablo Casado debía elegir "si es un partido de Estado o está con la ultraderecha". Una ultraderecha que insistió en que el Gobierno busca "poderes especiales" para gobernar de forma autoritaria con este estado de alarma y acuñó un nuevo apelativo contra el ausente presidente Pedro Sánchez: "el emperador".

Casado señala a la campaña de Navidad

"Una mayoría de la oposición ha elegido el camino de la colaboración, la unión y el apoyo, compatible con críticas constructivas, y otra parte, la ultraderecha, ha escogido la vía de la confrontación y la división", planteó Illa, que aseguró que lo que falta ahora es "que el PP decida si está en la oposición constructiva o no". "Es el momento de la política adulta", rogó.

Pero Casado no solo se negó a moverse de su abstención, sino que cargó duramente contra un Gobierno al que acusó de aprobar la alarma porque le gusta "gobernar a golpe de decreto", "sin contrapeso legislativo" y "sin control judicial". El líder del PP aseguró que el Ejecutivo no ha "querido negociar nada" con ellos, y denunció que un estado de alarma tan extenso torpedeará "la campaña navideña".

"Igual para usted no es relevante, para comerciantes y familias sí", espetó el líder popular al ministro. Y aun así "nos vamos a abstener para no dejar sin ningún mecanismo jurídico a las comunidades después de que el Gobierno haya llegado tarde" de nuevo, apuntó Casado. Pero los populares, dijo, no podían dar su voto a favor de lo que consideran un "atropello" constitucional, y menos cuando Sánchez se ha negado a defender él mismo las medidas excepcionales en el Congreso y renunció a "liderar", a diferencia de otros gobernantes europeos como Angela Merkel y Emmanuel Macron.

Riada de críticas a la ausencia de Sánchez

Además de la abstención del PP y el cruce de reproches entre Illa y Casado, el otro gran foco de atención de la sesión estuvo puesto en la clamorosa ausencia de Pedro Sánchez durante la mayor parte del pleno. La decisión del presidente de no quedarse a escuchar ninguna de las intervenciones de la oposición -fuentes de Moncloa reconocen que no se esperaban que Casado fuera a intervenir en el pleno- provocó las críticas de todo el arco parlamentario, de Vox a Compromís, que afearon al mandatario que despreciase al legislativo mientras se aprobaba una restricción de derechos fundamentales.

Mientras Casado se dirigió en varias ocasiones al "ausente" presidente del Gobierno y denunció que no se atreviera a dar "la cara", el líder de Vox, Santiago Abascal, lo calificó de "tirano en prácticas" y denunció que el estado de alarma es una "dictadura delegada". En la misma línea, la presidenta de Cs, Inés Arrimadas, comparó la ausencia de Sánchez con la del expresidente Mariano Rajoy en buena parte del debate de la moción de censura que lo desalojó de la Moncloa: "Faltaba que la señora Calvo pusiera el bolso para recordarnos también otro momento de la historia lamentable de nuestro país", ironizó.

Pero las críticas no solo vinieron de la derecha, ya que socios habituales del Ejecutivo se unieron a ellas. El líder de Más País, Íñigo Errejón, aseguró que "si el Gobierno pide seis meses de prórroga tiene que venir a solicitarlo el presidente y tiene que quedarse al debate, por respeto a esta Cámara”, mientras el portavoz de Compromís, Joan Baldoví, tiró de humor: "No es presentable que lo veamos cuando hacemos la pella del domingo y que no lo tengamos aquí cuando toca". ERC, por su parte, criticó la falta de diálogo del Ejecutivo: "La derecha y la ultraderecha no debe ser la excusa para que la izquierda de esta Cámara les apruebe todo, sino para dialogar y que el Gobierno quiera pactar todo".

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