Ni rastro de Sant Vicent Màrtir en la Roqueta, que se destinará a uso cultural

Pórtico tardorrománico de la iglesia, construida en el siglo XIII tras la conquista de València por el rey Jaume I.
Pórtico tardorrománico de la iglesia, construida en el siglo XIII tras la conquista de València por el rey Jaume I.
EDUARDO MANZANA
Pórtico tardorrománico de la iglesia, construida en el siglo XIII tras la conquista de València por el rey Jaume I.

El antiguo monasterio de Sant Vicent de la Roqueta, un lugar simbólico y de gran valor histórico y patrimonial para València, está más cerca de abrirse a la ciudadanía y de tener un uso definido. Tras las primeras obras de consolidación del edificio, acaba de finalizar la intervención arqueológica, que no ha encontrado ningún resto anterior a la conquista de la ciudad por parte de las tropas cristianas del rey Jaume I en 1238, pero sí valiosos elementos posteriores que explican no solo la evolución del recinto, situado junto a la plaza de España, sino de la propia sociedad valenciana.

La excavación arqueológica, impulsada por el Servicio de Proyectos Urbanos del Área de Urbanismo del Ayuntamiento de València, se adjudicó en julio de 2019 a la mercantil Carpetania Integra por 406.000 euros y un plazo de ejecución de ocho meses. Comenzó el 14 de octubre de 2019, pero se vio interrumpida por la declaración del estado de alarma en una fase ya muy avanzada, y se retomó con la vuelta a la actividad.

Fachada del antiguo monasterio situado junto a la plaza de España.
Fachada del antiguo monasterio situado junto a la plaza de España.
EDUARDO MANZANA

Según explica el arqueólogo municipal Vicent Escrivà, de las 21 catas proyectadas se han abierto y excavado finalmente 20. "Hemos presentado ya la memoria al Ayuntamiento y el estudio arqueológico está concluido. Algunas no se han tapado para que el futuro proyecto de rehabilitación del conjunto pueda integrar los restos a la vista", afirma.

El futuro uso (o usos) del recinto es la última incógnita que queda por despejar para concretar la rehabilitación completa. Fuentes municipales apuntan que será fundamentalmente cultural y compatible con la utilización del recinto por parte de entidades vecinales.

Escrivà sostiene que el futuro uso deberá ser también compatible "con la preservación de aquellos elementos que permitan conservar la historia del monumento". Es decir, se integrará solo aquello que ayude a contextualizar la historia del conjunto y que tenga una lectura muy clara. 

"Proponemos conservar al menos seis o siete elementos arquitectónicos: la cripta, el aula capitular o la capilla del patio, de la mejor manera posible, pero dependiendo del uso futuro", remarca.

Las estancias superiores, con cientos de metros cuadrados de superficie, se destinarán a dotaciones culturales públicas.
Las estancias superiores, con cientos de metros cuadrados de superficie, se destinarán a dotaciones culturales públicas.
EDUARDO MANZANA

En la planta baja sería donde se pondrían en valor los restos arqueológicos, pero en las plantas superiores hay cientos de metros cuadrados vacíos listos para ser utilizados como dotaciones públicas municipales. Los edificios actuales tienen tres alturas más ático en la parte recayente a la calle San Vicente y dos alturas en la opuesta.

La importancia de Sant Vicent de la Roqueta tiene que ver con su posible relación con Sant Vicent Màrtir, el patrón cristiano de la ciudad. "La tradición dice que aquí se enterró en una basílica y que después, posiblemente, se trasladó a la catedral primitiva", relata Escrivà.

En 1985 apareció un sarcófago de plomo del siglo IV que parece un vestigio claro de época romana. "Sin embargo, ahora no hemos encontrado nada de época romana, visigoda ni islámica. Todos los hallazgos están relacionados con la conquista de València por Jaume I, que atribuyó su conquista a Sant Vicent Màrtir y continuó esa tradición de mártires y símbolos" con la construcción de este complejo, añade el arqueólogo.

No obstante, añade que es importante "mantener la esperanza de que en algún momento se podrá encontrar alguna cosa, no sabemos dónde, porque en su momento el conjunto del monasterio era mucho más grande: ocupaba el actual colegio de Agustinos, la manzana contigua de casas, la acera de enfrente...". Era un macrocomplejo ubicado junto a la Vía Augusta, en un importante cruce de caminos.

Portada tardorrománica de la iglesia de Sant Vicent, con los enterramientos bajo la entrada.
Portada tardorrománica de la iglesia de Sant Vicent, con los enterramientos bajo la entrada.
EDUARDO MANZANA

Hasta la construcción de San Miguel de los Reyes en el siglo XV, Sant Vicent de la Roqueta fue un símbolo de poder del Reino de València, ya que era uno de los pocos monasterios que no dependía del Arzobispado, solo del rey y del papa. Además, tenía la potestad de conceder bulas y atesoraba el poder simbólico de las reliquias. El antiguo monasterio se configura a partir del fin de la época del rey Jaume I, pero no como conjunto arquitectónico. Hasta los siglos XIV-XV no se acaba de definir del todo.

Uno de sus elementos principales es la iglesia, del siglo XIII, que se comenzó por el presbiterio tras la conquista y a finales de siglo se incluyó una torre que se desmontó en el XVII con el cambio en la fachada.

En su portada tardorrománica, los capiteles narran el martirio de Sant Vicent Màrtir. Según la tradición cristiana, se produjo en València a principios del siglo IV d. C. Antes de morir, le rompieron los huesos y fue colocado en una parrilla.

Entre los elementos que han sorprendido a los arqueólogos se encuentra la torre, que creían más desplazada. Conserva toda la planta y explica la fachada de la iglesia. Además, se construyó por una donación de Jaume I reflejada en su testamento.

Momento de apertura de los enterramientos. Algunos cuerpos se encontraban en posición yacente y otros esqueletos habían sido acumulados a medida que se producían las inhumaciones.
Algunos cuerpos se encontraban en posición yacente y otros esqueletos habían sido acumulados a medida que se producían las inhumaciones.

Los enterramientos "sabíamos que existían, pero no dónde. Han aparecido más muertos de lo esperado", explica Escrivà. Se hallan junto al pórtico, pero también los hay dentro de la iglesia y en el patio. Son fundamentalmente de los siglos XIV y XV y corresponden a familias nobiliarias que querían influir en su época.

Uno de los cadáveres conservaba un pequeño sello de plomo con una indulgencia plenaria (bula) del convento de la Trinidad de València (1448 d. C.), lo que ha permitido identificar y datar los restos. También hay losas funerarias de un sepulcro.

Uno de los muertos conservaba un pequeño sello de plomo con una indulgencia plenaria (bula) del convento de la Trinidad de València (1448 d. C.), lo que ha permitido identificar y datar los restos.
Sello de plomo con una indulgencia plenaria que portaba uno de los cuerpos.

La cripta del siglo XV es otro elemento clave. Conserva azulejos de Manises y "sorprende por su decoración, es de mucha calidad". Está relacionada con el abad Miquel Roures y los esfuerzos del rey Alfonso el Magnánimo por dignificar este espacio.

Este monasterio fue importante hasta la construcción de San Miguel de los Reyes, impulsado por Germana de Foix, como mausoleo real transitorio. Cuando los miembros de la realeza del Reino de València morían, se les enterraba aquí hasta la construcción de la tumba definitiva en Poblet.

Entre las últimas construcciones del císter antes de la desamortización de 1837 se encuentra una gloria (suelo radiante que desde un horno distribuía humo caliente que salía por las paredes y data del siglo XVIII), la capilla de Nuestra Señora de Belén y un refectorio que incluye hogar (cocina) y una gran campana extractora.

Gloria del siglo XVIII. Se trata de una especie de suelo radiante que llevaba el humo caliente a través de las paredes y liberaba calor.
Gloria del siglo XVIII. Se trata de una especie de suelo radiante que llevaba el humo caliente a través de las paredes y liberaba calor.
EDUARDO MANZANA

Tras la desamortización, se vende al industrial Pedro Enrich, y sus herederos lo traspasan al marqués de Tremolar para que se instalaran las monjas del convento de San José y Santa Tecla tras ser derribado. La nueva torre es del arquitecto Antonio Martorell y data del siglo XIX, al igual que la fachada actual y parte del claustro.

Grafiti de la Guerra Civil que anuncia un servicio de barbería.
Grafiti de la Guerra Civil que anuncia un servicio de barbería.
EDUARDO MANZANA

Finalmente, durante la Guerra Civil fue cuartel del Ejército de la República. Se han hallado cuatro duchas y una batería de 10 sanitarios para unos 350 soldados. En la planta superior hay grafitis de este periodo, como el rótulo de una barbería.

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