La ministra de Exteriores, Arancha González-Laya, fue nombrada por el presidente del Gobierno como uno de los grandes fichajes del nuevo Ejecutivo. Sin embargo, durante las últimas semanas ha sido más que cuestionada, sobre todo tras su reunión de hace solo unos días con el ministro principal de Gibraltar, algo que no había hecho antes ninguno de sus antecesores en el cargo. 

El Ministerio calificó ese encuentro como "informal", pero lo cierto es que, hasta ahora, en ese tipo de reuniones siempre estaba presente un representante del Reino Unido, algo que esta vez no ocurrió, por lo que el encuentro podía interpretarse como un reconocimiento a la soberanía del peñón.

La reunión fue muy cuestionada también por la oposición, quien solicitó incluso su comparecencia en el Congreso de los Diputados, aunque fue rechazada. 

Solo días después de su polémico encuentro, y tras viajar al inicio de la semana a Turquía y Grecia, ha llamado la atención su siguiente visita, realizada este miércoles al País Vasco, en calidad de ministra de Asuntos Exteriores. En esta comunidad pasó dos días, durante los cuales visitó las empresas de producción de mascarillas Lazpiur y Wolfratex, en Guipúzcoa; se reunió con el cuerpo consular de Bilbao; participó en un acto conmemorativo de la reunión de la Sociedad de Naciones en San Sebastián; y celebró un encuentro con la Asociación de Empresas de Guipuzcoa.

Esta visita fue recibida con sopresa por algunos partidos políticos, que han definido con sorna los viajes de Laya como la ruta "por las naciones vecinas". Es el caso de Carlos Silva, miembro de UPyD, que criticó el "nivel de infamia y bajeza, rozando la traición, de este Gobierno".