Alejandro Sanz y Raquel Perera: un divorcio que aún tiene muchos cabos sueltos

Alejandro Sanz y Raquel Perera, en una imagen de septiembre de 2011.
Alejandro Sanz y Raquel Perera, en una imagen de septiembre de 2011.
GTRES
Alejandro Sanz y Raquel Perera, en una imagen de septiembre de 2011.

Ya es de sobra sabido que Alejandro Sanz ha rehecho su vida amorosa con la artista cubana Rachel Valdés y se pasean más que enamorados. Al fin y al cabo, fue en julio del 2019 cuando salió a la luz que el cantante madrileño y su exesposa, Raquel Perera, se divorciaban casi 12 años después de conocerse y siete después de casarse.

Lo cierto es que al cantante no le gusta estar en el foco mediático por razones ajenas a su música o a sus compromisos meramente profesionales, de ahí que a estas alturas se conozcan pocos detalles sobre cómo se están llevando los acuerdos económicos tras su ruptura.

Sin embargo, sí que se conoce cómo el entramado aún une inexorablemente las vidas del cantante y Perera. Vanitatis ha realizado un exhaustivo estudio de las propiedades y empresas del artista y, por lo que se puede entrever, aún quedan muchos cabos sueltos para un divorcio total.

De hecho, si empezamos por la principal empresa de Alejandro Sanz, Gazul Producciones, que fundó en 1998, encontramos que Raquel Perera es la gerente, directora comercial y financiera, presidenta, consejera y apoderada, según datos del Registro Mercantil.

Dedicada a la promoción y supervisión de artes escénicas, la entidad, con sede en Madrid, marca en sus registros de 2017 una estimación de ventas en 13 millones de euros, aproximadamente. Su matriz, Alkazul SL, que administraron en un momento dado los padres y un hermano (Jesús) del cantante, está actualmente en manos de sus asesores legales.

Además, y debido al interés del artista en el medio ambiente, la empresa que preside Perera participa de otras como New Meloil SL, una productora de energía eléctrica, o Alja Productions Inc., de la que también es presidenta la psicóloga aunque esté radicada en Florida, en Estados Unidos.

A todo ello hay que sumar la ruptura que protagonizó el reciente ganador de un premio Grammy -mientras que precisamente Raquel Perera publicaba unos crípticos mensajes en su Instagram- con Rosa Lagarrigue, su representante durante más de 25 años. Esto le dejó al mando de Mow Management, una agencia de representación de artistas.

Frentes abiertos

Todo ello no tendría que ser per se un problema de no ser porque varias de estas empresas tienen asuntos legales pendientes. Gazul Producciones, para empezar, fue condenada en septiembre por el Juzgado de Primera Instancia número 74 de Madrid a pagar 5.430.022,27 euros -más intereses y actualizaciones- a la agencia de Lagarrigue, RLM SL.

El cantante perdía así, en primera instancia, la demanda interpuesta por su exrepresentante en 2017 por haber rescindido, en 2016 y unilateralmente, el contrato que les unía, lo cual entendió el juez como una resolución "injustificada". La sentencia, eso sí, ha sido recurrida por los abogados de Alejandro Sanz y ahora es el turno de la Audiencia Provincial de Madrid.

El diario económico Cinco días, además, publica este mismo jueves que Gazul ha presentado en el Registro Mercantil sus cuentas de 2016 (con tres años de retraso) y alerta: el auditor no ha encontrado "justificación necesaria y suficiente para explicar la 'desaparición del balance'", es decir, "algo más de 15 millones [de euros] que sí figuraban en las cuentas de 2014".

Aparte de Gazul, hay más cabos que han de atar Raquel Perera y Alejandro Sanz antes de que su divorcio sea todo lo definitivo que ambos querrían a estas alturas. Por ejemplo, el casoplón de Miami Beach y de cuya batalla legal se están haciendo eco varios medios nortemaericanos.

La residencia, en Sunset Lake (del Canal Intracostero de Miami), está a la venta por cerca de 14,5 millones de dólares, aunque ha tenido que reducirlo de los 17,5 que pretendía. Posee desde muelle privado a cancha de tenis, gimnasio o hasta nueve habitaciones, y está decorada por el prestigioso interiorista Wallace Tutt -que también ha trabajado para Jack Nicholson o Cher-.

El problema es que la empresa SHEDDF2-FL5, de Florida, busca su embargo. Aducen que Sanz les pidió siete millones de dólares para pagarla y que ha estado pagando lo acordado mes a mes pero que, sin justificación ha dejado de hacerlo.

Es por ello que reclaman, mediante una demanda dirigida contra Gazul Producciones, Music on Wheels LLC (Mow Management) y Alja Productions -en calidad de garante del pago- la devolución de lo restante o el embargo de la casa. Vanitatis se ha puesto en contacto con Mow, pero su contestación ("Desde esta oficina no hacemos ningún tipo de declaración al respecto") no aclara el asunto.

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