Cambio climático, impuestos, Cataluña, vivienda, igualdad: qué une y qué separa a Pedro Sánchez y Pablo Iglesias

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, antes de una reunión en Moncloa.
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, antes de una reunión en Moncloa.
Luca Pergiuvanni / EFE
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, antes de una reunión en Moncloa.

La relación entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se ha convertido en una montaña rusa. Lo cierto es que los dos querían cosas diferentes, y eso complica el acuerdo. En el debate para su investidura, el candidato socialista hizo más hincapié en lo que le distancia de Podemos que en los puntos que pueden tener en común, algo tomado por los morados como una muestra de que no quiere la coalición. Desde luego, no era la primera opción del PSOE, ni mucho menos.

"Si estamos aquí es por sus errores", le dijo Iglesias a Sánchez desde la tribuna del Congreso, dejando claro que ahora el PSOE necesita sí o sí de Podemos si quiere gobernar. No gustó tampoco en las filas moradas la idea del candidato de pedir la abstención de PP o Ciudadanos, con el objetivo de ahorrarse cualquier negociación con el que llamó "socio preferente".

Llegado a este punto, ¿qué une y qué separa a Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en tan tormentosa relación?

Coincidencias: igualdad, feminismo, medio ambiente...

A tenor de los acontecimientos, son más las cosas que separan a PSOE y Podemos de las que les acercan. Así, el Gobierno de coalición es prácticamente una quimera. Se trata de una cuestión de poder: Sánchez rechaza ceder a Iglesias aquellas competencias que considera "de Estado", pero parece no tener problema en que Unidas Podemos asuma responsabilidades en materia de feminismo o medio ambiente. Pedro Sánchez no quiere perder la influencia en el área de Igualdad, pero también podría considerarse un punto en común entre las partes: ambas hacen una lectura parecida de esta cuestión.

No tendría problema el PSOE en renunciar en beneficio de Podemos a todo lo relacionado con la parte social, sin que esto involucre decisiones económicas. La lucha contra la pobreza, por ejemplo, es uno de los elementos que han ofrecido desde Ferraz al partido morado. Más allá de esto, los socialistas no han dado su brazo a torcer, como evidenció Pablo Iglesias en la primera votación para la investidura. Sanidad sería otro de los Ministerios en los que el PSOE podría encajar a su socio. Todos los ofrecimientos dejan a Podemos prácticamente sin competencias, de ahí que Pablo Iglesias y los suyos lo consideren "decorativo".

Diferencias: Cataluña, economía, empleo...

Si para contar las cosas que les unen sobran casi dedos de las dos manos, muchas más son las que les separan. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias están en las antípodas en varios temas, algunos de ellos muy relevantes. Cataluña es el paradigma de ese distanciamiento y quizás uno de los motivos de más peso por los que el presidente en funciones no quería al secretario general de Podemos en un Gobierno de coalición.

Los morados siempre se han opuesto frontalmente a la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña. Lo hicieron con Rajoy, y aunque prometan "lealtad", no serán partidarios de que Sánchez repitiera acción. Con la sentencia del juicio del 'procés' cada vez más cerca, Pedro Sánchez sabe que no puede permitirse rechazos en este sentido en el Ejecutivo.

"¿Cómo vamos a tener un vicepresidente que habla de presos políticos?", sostuvo Pedro Sánchez durante las negociaciones. Y es que aunque Iglesias pueda desmarcarse de esta etiqueta para asegurar la unidad en el Gobierno, Unidas Podemos cuenta con otros nombres que sí pueden suponer un problema para los socialistas en el marco de la cuestión independentista. Jaume Asens o Gerardo Pisarello dan la razón al líder del PSOE para situarse en las antípodas de los morados.

Pero Cataluña no es el único freno. Las cuestiones económicas también separan a PSOE y Podemos. En materia de presupuestos es cierto que no solo hubo un acercamiento, sino que lograron firmar un acuerdo que luego no salió adelante en el Congreso. Pero eso no quiere decir que caminen de la mano. De hecho, la todavía ministra de Economía, Nadia Calviño, cuenta con un perfil demasiado liberal para muchos miembros de la dirección de Unidas Podemos.

En materia de empleo llegaron, como se vio, las fricciones más evidentes. La derogación de la reforma laboral es uno de los puntos más relevantes para la próxima legislatura, y mientras desde Ferraz insisten en eliminar "los aspectos más lesivos de la misma", en Podemos quieren hacerla desaparecer. Precisamente por eso el Ministerio de Trabajo fue el gran escollo en la negociación fallida para la investidura.

Vivienda, Hacienda, Ciencia, Cultura, Trabajo, Igualdad... Salvo las carteras llamadas "de Estado", el resto estuvo sobre la mesa en las conversaciones para formar Gobierno. Con esa interlocución completamente fracasada (y casi desterrada desde las filas socialistas), se hace notorio que entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias hay más motivos para el divorcio que para la unión. Y si eso se hace patente una vez más, puede que la solución solo pase por otras elecciones generales.

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