El envejecimiento de la población generará mayor desigualdad y menor recaudación fiscal

Juan y Carmen, dos jubilados en la plaza de Chamberi
Juan y Carmen, dos jubilados en la plaza de Chamberi
ELENA BUENAVISTA
Juan y Carmen, dos jubilados en la plaza de Chamberi

Carmen, una vecina del barrio madrileño de Chamberí de 75 años, no se desplaza casi nunca lejos de su casa para hacer su compra de productos básicos. "He ido a comprar fruta hoy, el chico me dice lo que está de oferta y me lo pone todo fenomenal, no merece la pena ir fuera del barrio. No nos gustan las grandes superficies, porque Juan se lía". Juan es su marido, tiene 76 años y se sienta a su lado.

Desde que Carmen empezó a perder visión, casi siempre le acompaña a todos lados. Pero para la limpieza de la casa, han optado por contratar a una persona que se haga cargo. "Tenemos una chica que viene a limpiar una vez a la semana desde hace cuatro años, porque yo ya no veo, me gustan las cosas limpitas, pero yo no puedo ya limpiar" declara Carmen.

A pocos metros, Felipe, de 66 años, cuenta que ya nunca conduce y ni se plantea volver a comprar un coche. Además, ya casi nunca bebe alcohol, salvo que le inviten a una caña, y tampoco fuma. "Así estamos, ¿no ves que estoy hecho un chavalote?", dice entre risas.

Son pautas de consumo clásicas, casi tópicas, de los jubilados. Compras en comercios de proximidad, casi todo productos frescos y básicos con IVA superreducido -4%- y muy pocos productos con impuestos altos como el tabaco, el alcohol o la gasolina.

Por el contrario, esta franja de edad consume muy por encima de la media los llamados servicios personales, que incluyen ocupaciones como los empleados del hogar, asistentes de cuidados y hospitalarios y los transportes en el sector de la salud. En estos oficios, los salarios bajos están sobrerrepresentados respecto al resto del mercado laboral.

Polarización en el empleo y menor capacidad recaudatoria

El Banco de España, en su Informe Anual 2018 publicado el mes pasado, advirtió de que la mayor prevalencia de este tipo de consumo generado por el envejecimiento de la población en España provocaría una mayor polarización en el empleo y una menor capacidad recaudatoria del Estado. Según las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE), la población de 65 y más años supondría el 25,2% del total en el año 2033.

Aunque pueda ser difícil de imaginar, las generaciones más jóvenes también acabarán siguiendo unas pautas similares de consumo en el futuro. "El consumo viene muy determinado por la edad y no tanto por la generación de origen", explica Carlos Cotos, analista de la consultora Kantar y autor del informe Seniors, la generación futura y presente. "La lógica detrás de esto es que, cuando llegas a los 65 años, alguna prevalencias por los temas de salud empiezan a dispararse", añade Cotos.

Sentados en un banco en la plaza de Olavide, Pilar, de 76 años, y Manuel de 84, admiten que el centro médico lo visitan cada dos meses, aunque "gracias a Dios nunca hemos necesitado una ambulancia". Quizás tenga alguna influencia que intentan mantener una dieta sana y variada. "Ahora comemos muchas legumbres, porque es lo que nos han dicho los médicos, aunque a mi marido no le gustan mucho, pero es lo mejor que hay", declara Pilar.

Envejecimiento y nuevas tecnologías

Este envejecimiento de la población está ocurriendo a la vez que otro proceso con efectos contrapuestos: la introducción de las nuevas tecnologías en la economía."La sustitución progresiva de los trabajadores en puestos rutinarios por máquinas ha hecho que caiga la demanda de trabajadores situados en medio de la distribución salarial, al mismo tiempo que ha aumentado la demanda de trabajadores que realizan tareas abstractas, que se situan en lo alto de la distribución salarial", explica Eva Moreno-Galbis, profesora de Economía de la Universidad de Aix-Marsella.

De esta forma, mientras las nuevas tecnologías generan un mayor número de empleos con salarios altos, el envejecimiento incrementa los puestos de salarios bajos, vaciando ambos las escalas salariales medias. El resultado de esta polarización en el empleo será una mayor desigualdad en el conjunto de la sociedad.

De esta consecuencia, generalmente ignorada, ya alertó el Banco de España en su Informe Anual 2018 publicado el mes pasado en el que advertía que el envejecimiento "pueden generar una menor presión salarial, en la medida en que el empleo crezca más en aquellas cualificaciones con menores retribuciones en el mercado de trabajo".

La capacidad distributiva de la riqueza del Estado también podría verse mermada ante la previsible menor recaudación tanto en impuestos indirectos -debido al mayor consumo de productos con IVA superreducido y menor en consumos muy tasados- como directos, que también pronosticaba el Banco de España en el informe.

"El tipo efectivo del IRPF de los contribuyentes de mayor edad es más reducido porque la renta disminuye al pasar a la jubilación, dado que poca gente recibe una pensión del 100% del salario, y porque a edades mayores se disfrutan de más desgravaciones por incapacidades o enfermedad", explica el regulador tras ser preguntado al respecto por este medio.

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