La Comunidad de Madrid entierra su plan para reordenar los horarios de la Atención Primaria. Al menos, de momento. El presidente Ángel Garrido ha anunciado en una entrevista concedida a Europa Press publicada este domingo que su gabinete dará finalmente carpetazo a este proyecto, que pasaba por que todos los ambulatorios de la región dejaran de programar consultas médicas más allá de las 18.30 horas, de tal modo que la atención durante la última franja de la tarde quedara en manos de un retén de urgencia hasta el cierre de las instalaciones. "No se va a cambiar nada en esta legislatura, en absoluto", ha aclarado el jefe del Ejecutivo, preguntado al respecto.

Desde hace unas semanas, 14 centros de salud ensayan voluntariamente esta fórmula de conciliación laboral promovida por la Consejería de Sanidad con el apoyo exclusivo de dos sindicatos sectoriales (Amyts y CSIT-UP). Con el cambio de criterio, el pilotaje se mantendrá en estos am0bulatorios hasta abril, según estaba pautado. Sin embargo, la Comunidad se inhibirá y no tomará ninguna decisión sobre si lo extiende (o no) al resto de la red, independientemente de lo que digan los resultados del experimento. "Yo creo que habrá que hacer un informe de cómo ha ido, con los profesionales también", indicó Garrido.

El popular, que no concurrirá a las próximas elecciones autonómicas de mayo, prefiere ahora que "los gobiernos que lleguen" sean los que "decidan qué quieren hacer". "Igual los datos nos indican que tampoco esta era una idea que funcionara tan bien", avanzó. En su entrevista, el dirigente justificó que se haya probado este recorte del horario vespertino como método para "optimizar recursos". "Lo que no se puede en esta vida es negarse a evaluar posibilidades; vamos a verlo y después que tome la decisión lógicamente quien venga, no nosotros", insistió.

La medida, defendida fielmente por su consejero Enrique Ruiz Escudero, había encontrado el rechazo de otros tres sindicatos (CC OO, UGT y Satse) y reabierto las tensiones entre el PP y la comunidad sanitaria, que aún mantiene en la memoria reciente las protestas de las mareas blancas contra los gabinetes de Esperanza Aguirre e Ignacio González.

Así, Garrido había visto estos días cómo arreciaba la movilización hacia una propuesta considerada un recorte asistencial, con concentraciones vecinales promovidas por la Fravm a las puertas de los centros escogidos. Además, en el terreno político, el PP se encontraba abandonado a su suerte y con una patata caliente a punto de estallarle en plena campaña electoral. PSOE, Podemos y los principales Ayuntamientos de la región, gobernados por la izquierda, se habían rebelado, mientras que el Defensor del Pueblo analizaba ya una petición para paralizarlo.