Pasito a pasito, Blanca Suárez y Mario Casas van normalizando su relación de cara a la opinión pública. Con motivo del décimo aniversario de la productora Bambú, los dos actores acudieron juntos a la fiesta que se celebró este jueves en la capital. De momento, nada de ir de la manita delante de los medios, pero la pareja se dedicó miradas cómplices y sonrisas a su llegada al Teatro Gran Maestre de Madrid.

Desde que comenzaron los rumores sobre si había algo o no entre ellos (una cosa más que confirmada por fotos de ellos besándose, de vacaciones o pillados saliendo de casa del otro) es la primera vez que van juntos a un evento, pero evitaron posar como pareja en el photocall. Eso sí: apostaron los dos por un total look en negro.

La primera en hacerse las fotos fue Blanca que eligió un vestido de cuello perkins que combinó con un cinturón que resaltaba su figura. La misma que hace unos días era criticada por unos robados que le hicieron en la playa donde quedan al descubierto "sus defectos y esos kilitos que ha cogido" por un "posible exceso de grasas saturadas como las patatas de bolsa".

Sorprendió ver a la actriz tan bronceada ya que en sus últimas fotos de Instagram no se notaba que estuviera tan morena, pero sus ratos en la piscina con su cisne dorado y los viajes a Santorini (Grecia) y Cádiz han conseguido eliminar la "blancura" de su piel.

Lugares a los que ha ido con Mario, quien se encuentra en pleno rodaje de Instinto -su próximo proyecto profesional- al que ve solo los fines de semana. "Vacaciones pocas, de momento solo fines de semana, pero para todo hay tiempo siempre", contaba el actor a los periodistas no sin añadir que estaban "felices".