¿Puedo usar la crema solar que me sobró del verano pasado?

El actor Ben Stiller en una secuencia de la película 'Matrimonio Compulsivo'
El actor Ben Stiller en una secuencia de la película 'Matrimonio Compulsivo'
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El actor Ben Stiller en una secuencia de la película 'Matrimonio Compulsivo'

El grado de conciencia que tenemos ahora sobre los daños que producen los efectos de sol en la piel es mucho mayor que hace años. Invertir en un buen kit anti quemaduras, arrugas y manchas se convierte en un tema de cierta importancia.

Pero como cada verano, guardamos la crema solar que hemos abierto hasta el año siguiente. Y surge la pregunta: ¿puedo usarla si aparentemente tiene una buena consistencia y no huele mal?

Lo primero que hay que hacer es examinar la fecha de caducidad del protector no sea que lleve guardado más tiempo del debido. Algunos comienzan con una secuencia númerica que se llama Pao (Period After Opening) que hay que saber leer. Por lo general, es una M seguida de un número que corresponde a los meses que aguanta el producto una vez que se ha abierto. Pasada esa fecha, hay que tirarlo.

Si por el contrario la crema está cerrada y la has mantenido en un lugar fresco y seco, puede durarte incluso un par de años.

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Una publicación compartida de Lara Álvarez (@laruka) el30 Abr, 2018 a las 5:14 PDT

Sin embargo, un protector que comenzaste a utilizar hace un año, pero que te ha acompañado en tus largas jornadas bajo el sol y que tiene restos de arena en la tapa es mejor darlo por muerto por mucho que su textura y olor sigan siendo estupendos.

Es diferente, si se trata de un solar en formato spray o espuma. La posibilidad de que le hayan entrado bacterias o que se haya podido ver alterado el producto es más remota. Una vez que hemos verificado que la crema está intacta y que no ha caducado hay que mirar otra cosa: el factor de protección.

Piel sana y salva

¿Montaña o costa? Hay una buena diferencia así que cuidado porque un SPF 20 que las vacaciones pasadas te funcionó muy bien, este año podría acarrearte quemaduras.

Hay que tener en cuenta también que la piel de la cara necesita una protección distinta a la del cuerpo y que el rango de SPF se ha expandido hasta 100.

Por otro lado, se nos olvida que algunas cosas pueden cambiar de un año para otro. No hablamos de la crema, nos referimos a la situación personal de cada uno. Te puedes haber quedado embarazada (o que aún lo estés), sufrir la menopausia, empezar con la píldora, que te hayas hecho un tratamiento de medicina estética...

El embarazo, la píldora y la menopausia alteran el estado de la piel, que puede reaccionar de manera diferente a lo habitual. Por ejemplo, quizás aparezcan manchas o se puede secar más por la alteración de los estrógenos. En esos casos, es recomendable una crema que sea muy hidratante y antimachas.

Si te has sometido a un tratamiento de medicina estética es mejor que no te la juegues. Si tu médico te ha dicho que nada de sol a menos que no sea con un fotoprotector del 100, hazle caso.

Entonces, ¿qué pasa si nos aventuramos a irnos de vacaciones con una crema caducada o que puede estar alterada? Que podrías arruinar tus ídilicos días de playa y piscina con un bonito eritema o abrasarte la dermis... y a largo plazo, en el peor de los casos, terminar con un cáncer de piel. ¿Vale la pena arriesgar tanto por reutilizar un protector solar?

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