Sansón Carrasco, el personaje que hoy tendría tarjetas 'black' y sociedades 'offshore'

Sansón Carrasco.
Sansón Carrasco.
RIKI BLANCO
Sansón Carrasco.

Bachiller, 24 años, "carirredondo, de nariz chata y boca grande". Era, "aunque se llamaba Sansón, no muy grande de cuerpo, aunque muy gran socarrón" y "de muy buen entendimiento". Cercano a la familia de don Quijote, pero felón e intrigante. En la España de hoy, tendría tarjetas black y sociedades offshore.

Sancho, voz de los descamisados, es el primero en advertir del peligro de los universitarios porque disimulan con labia la bellaquería. Dice que Sansón Carrasco "es persona bachillerada por Salamanca, y los tales no pueden mentir sino es cuando se les antoja o les viene muy a cuento".

El petulante Carrasco proyecta el busilis de apurar a don Quijote para una tercera ronda justiciera, porque "defrauda con su tardanza el derecho de los tuertos, el amparo de los huérfanos, la honra de las doncellas, el favor de las viudas y el arrimo de las casadas".

Disfrazado de caballero andante, Carrasco es vencido una primera vez, pero en una segunda lid en las playas de Barcelona, ataviado de colgaduras de cristalería y haciéndose pasar por el Caballero de la Blanca Luna, derrota a don Quijote y le obliga en prenda a regresar a casa y abandonar la búsqueda de la justicia.

El momento, un camino a la muerte del alma y al suicidio de un ideal, permite a Cervantes ser de nuevo augur del pesimismo que brota del sometimiento cotidiano y redactar, como lo haría Dostoievski, el final de la honra.

Don Quijote, "molido y aturdido, sin alzarse la visera, como si hablara dentro de una tumba, con voz debilitada y enferma", proclama que Dulcinea es "la más hermosa mujer del mundo", y él, "el más desdichado caballero de la tierra".

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