Sancho Panza, el escudero que deviene en portavoz ciudadano

Sancho Panza.
Sancho Panza.
RIKI BLANCO
Sancho Panza.

El escudero de don Quijote que imaginaba el paraíso como un eterna sobrecomida se ensancha para devenir en portavoz ciudadano. En las postrimerías del libro, Teresa Panza, su mujer, le advierte: "Mirad, Sancho, después que os hicisteis miembro de caballería andante, habláis de tan rodeada manera que no hay quien os entienda".

La transformación tras un naufragio. De tosco hombre de bien –"si es que este título se puede dar al que es pobre", anota Cervantes con sarcasmo– pero con muy poca sal en la mollera, el tragantón de tocino y hogazas Sancho Panza pasa a quijotizarse en la segunda parte de la novela y termina siendo un trasunto del amo hasta el punto de poetizar también la errancia: "Es linda cosa esperar los sucesos atravesando montes, escudriñando selvas, pisando peñas, visitando castillos, alojando en ventas a toda discreción".

¿Qué explica la transfiguración de Panza? Acaso lo mismo que sucede con los Juan Nadie de hoy: es víctima de una humillación con la oferta del falso gobierno de la ínsula Barataria con el que tratan de tentarle y alienarle los nobles en una ceremonia carnavalesca.

Convencido de que iba a gobernar para "recrearme el cuerpo entre sábanas de Holanda", Sancho se encuentra con las obligaciones del cargo –legajos, favores, decisiones, noches en vela...–, resuelve que su lugar está a lomos del asno y resucita con conciencia de clase como escudero cobarde y rústico, siendo otro, el mismo que era ("yo no nací para ser gobernador") y advirtiendo, como un indignado más, que cada día "se ven cosas nuevas en el mundo; las burlas se vuelven en veras, y los burladores se hallan burlados".

Mostrar comentarios

Códigos Descuento