Rinconete, el astuto timador

Rinconete, uno de los ladronzuelos del 'Quijote'.
Rinconete, uno de los ladronzuelos del 'Quijote'.
RIKI BLANCO
Rinconete, uno de los ladronzuelos del 'Quijote'.

Como don Quijote y Sancho pero en mozuelos, Rinconete y Cortadillo salen al camino. No desean emular hidalguías caballerescas, sino engaños, hurtos y estafas, como otros grandes vividores en el "almíbar de la picardía". Cervantes muestra los primeros quinquis de la España abandonista y en barbecho pese a ser la mayor potencia del mundo.

Se encuentran Rinconete y Cortadillo en "romería" hacia Sevilla, mentada como "la Babilonia de España" por el vicio, que allí medraba tanto como el lujo, ambos debidos a las riquezas llegadas de las colonias americanas.

Tienen entre 15 y 17 años. El primero es capaz de timar a cualquiera con juegos de cartas sin marcar –con "ciertas tretas de quinolas y del parar"– y el segundo se dedica al robo –"corro como una liebre y salto como un gamo, y corto de tijera muy delicadamente"–.

En la ciudad deben "registrarse" en la "cofradía de Monipodio", padrino y aduanero de todos los maleantes locales –la mafia tiene juramento: "Soy ladrón para servir a Dios y a las buenas gentes [...]; rezamos nuestro rosario repartido en toda la semana y muchos de nosotros no hurtamos en día del viernes ni tenemos conversación con mujer que se llame María el día del sábado"–.

Con la quinta parte de lo recaudado, Monipodio se encarga de comprar la protección de alguaciles corruptos porque "no es mucho que a quien te da la gallina entera tú des una pierna della".

Trabajan tanto, tan fino y con tanta alegría Rinconete y Cortadillo durante el año de "noviciado" que el capo les encarga la recaudación de tributos, no sin antes recomendarles que "no tuviesen jamás posada cierta ni de asiento, porque así conviene a la salud de todos".

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