Eliud Kipchoge busca romper la barrera de las dos horas en el maratón de Viena

Eliud Kipchoge, llegando a la meta en el maratón de Berlín de 2018.
Eliud Kipchoge, llegando a la meta en el maratón de Berlín de 2018.
EFE
Eliud Kipchoge, llegando a la meta en el maratón de Berlín de 2018.

El ser humano nació listo para el desafío. ¿Que no se puede subir al Everest, tan alto en el Himalaya? Pues allí fue Edmund Hillary. ¿Que no existe el ejercicio de gimnasia perfecto? A volar, dijo la Comaneci. También el atletismo es escenario de fronteras imposibles que al cabo del tiempo han perdido el prefijo. Por suerte, han existido tipos como Bob Beamon, Javier Sotomayor o Usain Bolt.

Este sábado se pondrá a prueba el último axioma atlético que permanece blindado: correr un maratón en menos de dos horas es imposible por una sencilla cuestión fisiológica, el cuerpo humano no está hecho para correr a 21 por hora durante 120 minutos. Pero hete aquí Eliud Kipchoge (Kenia, 34 años, 56 kilos, 1,67), el mejor maratoniano de siempre, derrotado solo una vez y por una persona en las 13 pruebas de 42 kilómetros y 195 metros que ha corrido.

Si el tiempo así lo dispone –Robby Ketchell, meteorólogo oficial del reto, reza al cielo noche y día–, Kipchoge saldrá con la fresca de Viena, a eso de las cinco de la madrugada del viernes al sábado, para hacer dos horas de footing. Su plan está cosido al milímetro: unas 30.000 zancadas, cada kilómetro en 2 minutos y 50 segundos y cada 100 metros a 17 segundos por la recta rectísima del parque de El Prater, 4,3 kilómetros de ida y 4,3 de vuelta con dos rotondas adaptadas al fondo. Y así unas 5 veces.

También ayudarán un coche que marcará el ritmo y quitará viento, avituallamiento a la carta cada poco y 41 liebres para dar gas, animar, proteger y lo que haga falta. No serán liebres cualquiera: los tres hermanos Ingebritsen, Bernard Lagat y varios campeones mundiales y olímpicos más. Todos al dente para la ocasión.

Chema Martínez, 2 horas y 8 minutos en maratón, piensa que Kipchoge no lo conseguirá: "Es por una simple cuestión de límites fisiológicos. ¿Tú sabes lo que es correr dos horas a ese ritmo? Es sobrehumano. Lo consiga o no estamos ante un atleta excepcional, de los que hay muy pocos en toda la historia".

Más optimista es Marc Roig, amigo, vecino y compañero de entrenamiento de Eliud en Kenia: "Creo que está mejor que nunca, haciendo unos entrenamientos increíbles (200 km semanales) y con una gran fortaleza mental. Solo tiene que hacer lo que más le gusta, correr". Solo.

Este jueves, la sala de prensa vienesa era un manicomio. Todos querían una palabra de Kipchoge, que asistía como un invitado más, el pulso en calma, la sonrisa relajada: "Intento estar calmado, esta marca significa mucho para mí y para mi continente, África, para dejar claro que no hay límites, que las fronteras las marca la mente".

Lejos queda ya mayo de 2017 y el circuito de Monza, donde solo 25 segundos separaron al keniata de la barrera imposible. "Me siento más confiado, y más calmado que entonces".

Tanta ayuda extra dejará la marca sin homologar pero, independientemente de cuándo se detenga el reloj, Kipchoge deberá correr como nadie lo hizo nunca. Y él lo sabe: "Corro para hacer historia". ¿Que no se puede correr un maratón en menos de dos horas?

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