Los pecados de Ferrari por los que han caído al pozo en sólo dos carreras

Charles Leclerc, durante un cambio de neumáticos
Charles Leclerc, durante un cambio de neumáticos
EFE
Charles Leclerc, durante un cambio de neumáticos

Si hay un equipo derrotado de las dos primeras carreras de la temporada 2020 de Fórmula 1, ambas disputadas en el mismo circuito, ese es sin duda Ferrari. El podio de Charles Leclerc en el GP de Austria tapó lo que luego se vio una semana después en el GP de Estiria: la Scuderia es un caos absoluto.

El accidente que tuvieron el monegasco y Sebastian Vettel fue culpa absoluta del primero, admitido por él mismo, si bien detrás de ese choque hay unos síntomas de una enfermedad que va mucho más allá de un coche que ha nacido con poco rendimiento.

Mattia Binotto, un jefe sobrepasado

Desde que Jean Todt, actual presidente de la FIA, se fue de la Scuderia, han ido cayendo uno tras otro numerosos jefes de equipo. Nadie supo reeditar la receta de éxito que el francés, Ross Brawn (actual director deportivo de la Fórmula 1) y Michael Schumacher consiguieron, y el título logrado en 2007 por Kimi Räikkönen se ve más como un oasis en el desierto que como el producto de un proyecto exitoso.

Tras muchos vaivenes, Mattia Binotto aceptó el cargo de jefe y se demostró totalmente sobrepasado desde el primer día. Gran ingeniero de motores, su carencia de talento a la hora de gestionar al equipo ha dejado por el camino una lucha interna entre sus pilotos que les costó varios disgustos en 2019. 

Tampoco ha sabido llevar a buen puerto la continuidad o despido de Sebastian Vettel, y está por ver si ha acertado en la figura de Carlos Sainz para sustituirle. Hasta que llegue el español, tendrá que torear a un tetracampeón enfadado y poco predispuesto a ayudar después de considerarse menospreciado.

La trampa técnica que les ha costado cara

Ferrari es la Fórmula 1 y la Fórmula 1 es Ferrari. Ese es el argumento por el que la Scuderia recibía un plus de ingresos en concepto de "equipo histórico", una injusticia que la FIA aceptaba y auspiciaba. Hasta ahora.

La trampa en el motor de 2019 por el que llegaron a poner contra las cuerdas a Mercedes en la recta final de la campaña se saldó con un acuerdo interno cuyos detalles no han salido a la luz (para enfado del resto de equipos), pero que ha llegado casualmente en un momento en el que el nuevo coche es, de largo, el que más ha empeorado con respecto a su predecesor. 

Las sospechas de una limitación de potencia como parte de ese castigo se han extendido por el paddock. En Ferrari guardan silencio al respecto.

Decisiones apresuradas, reacciones desacertadas

Relacionado con los dos puntos anteriores, Ferrari es el único equipo capaz de convertir las presuntas 'mejoras' en 'peoras'. Las nuevas piezas que estrenaron en la segunda carrera disputada en Austria iban a montarse inicialmente en Hungría, un circuito que se parece al Red Bull Ring en que tiene asfalto y poco más.

Intentar solventar problemas de competitividad para una carrera donde se requiere velocidad en recta y en curvas rápidas con piezas preparadas para un trazado revirado, angosto y con una necesidad de carga aerodinámica mucho mayor es, claramente, una huida hacia delante sin un destino claro.

Nerviosismo por doquier

El accidente de Charles Leclerc sobre Sebastian Vettel da buena muestra de la tensión que se vive en el equipo. El talentoso monegasco es el futuro del equipo, como demuestra su renovación a largo plazo hasta 2023, pero hasta él puede perder los nervios.

Un error de cálculo como el que realizó en la primera vuelta del GP de Estiria es inaceptable. Tener un accidente en la tercera curva de una carrera es algo que nadie quiere, pero hacerlo contra el propio compañero de equipo es lo peor que puede ocurrir.

Las disculpas de Leclerc después de la carrera sirven como buena lectura de cómo se siente. "Estoy decepcionado conmigo mismo. Lo siento, pero sentirlo no es suficiente. Seb no tuvo ninguna culpa hoy. He dejado caer al equipo después de que trabajaran toda la semana para traer las novedades pronto. Demasiado ansioso para ganar esas posiciones en la primera vuelta. Aprenderé de esto", escribió.

Una difícil salida y un futuro incierto

La solución es muy complicada ahora mismo. El SF1000 es un monoplaza que, por mucho que mejore, no va a pasar a ser el segundo o el tercero más rápido en dos carreras. En un año con un calendario reducido y comprimido (ya se han disputado dos de las diez carreras confirmadas, y como mucho se disputarán entre 15 y 18), empezar mal es sinónimo de una temporada lastrada.

Previsiblemente, se volverán a ver Ferraris abandonando por accidentes en carrera, o penando por pasar a la Q3 en clasificación. Mientras, los Mercedes dominarán con autoridad y los Red Bull les seguirán... con McLaren, entre otros, al acecho.

Si la situación no da un giro de 180º grados en breve, Ferrari comenzará a trabajar en el proyecto de 2021 pronto, cuando Carlos Sainz llegará al equipo. Por el bien del español, visto lo visto, cuanto antes tomen esa decisión (caiga quien caiga por el camino), mucho mejor.

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