Al circo de Ferrari le crecen los enanos: las decisiones del muro y las indisciplinas de sus pilotos, en el punto de mira

Sebastian Vettel, durante el GP de Rusia.
Sebastian Vettel, durante el GP de Rusia.
EFE
Sebastian Vettel, durante el GP de Rusia.

Ferrari es, sin duda, la escudería con una idiosincrasia más notable en la Fórmula 1. El equipo italiano nació con la competición y ha pasado por todo tipo de situaciones, desde reinados con acento alemán pasando por épocas de una sequía que ya pocos recuerdan. Pero siempre con una misma tónica: la continua sensación de que podía estallar todo en cualquier momento.

A excepción del lustro glorioso del triunvirato Todt-Brawn-Schumacher, la Scuderia siempre ha andado en la fina línea que separa el abismo del éxito. Los últimos resultados invitarían a lo contrario si se leen fríamente, dado que desde el verano llevan tres victorias y un tercer puesto, pero a mejores resultados, más presión se ha añadido a la olla roja.

Hay muchos factores que han entrado para convertir Maranello en un polvorín. El pésimo arranque de año posiblemente tiene mucho de culpa, ya que salieron de la pretemporada con la vitola de grandes favoritos y apenas tardaron dos carreras en darse cuenta de que Mercedes les iba a arrasar otro año más. Mattia Binotto, un hombre de la casa, empezaba a ser señalado por sus decisiones, pero por detrás había una guerra interna mucho mayor.

Y es que la irrupción de Charles Leclerc hizo tambalear el ‘statu quo’ del equipo. Sebastian Vettel, tirando de palmarés y contrato, exigió ser considerado el piloto número 1 del equipo, lo que en un principio fue aceptado por el monegasco como parte de su adaptación a Ferrari.

Pese a ello, los resultados de Leclerc hicieron obligatorio cambiar las tornas, especialmente con la llegada de las carreras propicias a sus motores. Aunque hay una creciente teoría de que tras la superioridad de los coches rojos tiene detrás una pequeña trampa técnica (queman más aceite del permitido gracias a un uso ‘alegal’ del intercooler del motor), lo cierto es que el monegasco ha sumado cuatro poles consecutivas (algo que nadie lograba desde 2001), dos victorias, un segundo y un tercer puesto. Y esto sólo desde el verano.

Lo que debería ser un motivo de alegría para los tifosi, ha quedado absolutamente embarrado por las órdenes de equipo que tanto Leclerc como Vettel se han saltado a la torera. El primero se comportó de una manera excesivamente agresiva con su compañero en Monza y el segundo recibió su consabido premio en forma de órdenes a su favor en Singapur. Pero aún quedaba un envite más.

El último episodio, ocurrido este mismo domingo en Sochi, dejó entrever la debilidad en el muro de Ferrari. Vettel obvió el plan previsto, pasó de la orden directa de sus ingenieros y aunque acabó abandonando por un problema de motor, quedó muy señalado por no aceptar que Leclerc le pasara. El mismo piloto que ya hizo famoso aquel “Multi 21” en Red Bull con Mark Webber ha vuelto a dejar una imagen que le retrata.

La pregunta del millón: ¿y si vuelve Alonso?

Aunque es más un deseo de un sector de la afición que otra cosa, no hay rueda de prensa o declaración ante los medios que dé en la que no responda a la misma pregunta. Fernando Alonso ya ha dicho por activa y por pasiva que, a día de hoy, no tiene previsto regresar al Gran Circo. No obstante, tampoco iba a disputar el Dakar y lo que era un sueño loco hace unos meses, está a punto de hacerse realidad.

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