Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Paloma San Basilio y saber decir "no"

'Dúos increíbles' presenta una versión de Paloma San Basilio entrañable, pues mientras intenta mantenerse en la actitud de diva asoma la vulnerabilidad que cada uno de nosotros llevamos dentro.
Paloma San Basilio, Escorpio en 'Dúos Increíbles'. Un talent show, no es un programa de tarot.
Paloma San Basilio, Escorpio en 'Dúos Increíbles'. Un talent show, no es un programa de tarot.
RTVE
Paloma San Basilio, Escorpio en 'Dúos Increíbles'. Un talent show, no es un programa de tarot.

"Estoy aprendiendo a decir no", verbaliza Paloma San Basilio en Dúos Increíbles. Va a rechazar a la pareja con la que conectó en su noche de estreno en el programa de La 1, José Otero, para quedarse con Teo Bok, que ha conocido en la segunda cita a ciegas. La coartada: les une la pasión por los musicales.  

Aunque el comienzo de la relación entre Paloma y Teo ha sido con una corrección de la senior al joven. "Voy a cantar La incondicional de Luis Miguel", dijo él. Ella añadió: "de mi amigo Juan Carlos Calderón". Bok, algo desorientado, recalcó: "no, de Luis Miguel". Y enseñó el plumero de la seguridad de la mocedad, cuando sientes que la realidad es sólo aquello que tú has vivido. Algunos les dura hasta los 40. Pero la realidad es especialmente todo lo que desconoces. Lo que te estás perdiendo.

Paloma San Basilio acababa de descubrir a Teo Bok a uno de los compositores melódicos más brillantes del siglo XX, el santanderino Juan Carlos Calderón. Y salieron al escenario, por esos túneles que impiden ver quién es la pareja con la que intentar empastar un dúo increíble que justifique el nombre del programa. Ambos interpretaron Hijo de la Luna, de José María Cano. Sin verse, sin conocerse, pero entendiéndose. Hicieron match. Con el miedo a ser rechazado, como en Tinder. Es la gracia del juego. Es la manera con la que el concurso despoja a grandes de la música de su área de confort.

Porque estamos acostumbrados a ver en la tele a veteranos juzgando a jóvenes en tantos y tantos shows de talentos. En cambio, aquí la conexión debe ser mutua. Con ese extraña sensación de sentir que, tal vez, ni siquiera te reconozcan. Con lo que tú has sido y eres. En esa inseguridad, descubrimos una Paloma San Basilio que no es habitual en la pantalla. Una versión de Paloma San Basilio entrañable, pues mientras intenta mantenerse en la actitud de diva, a la vez, asoma la vulnerabilidad que cada uno de nosotros llevamos dentro.

Paloma San Basilio no suele relajarse en un plató. Es parte de su glamour. Aunque, ahora, aflora la magia del nervio de ser novata en un género televisivo que no controla. Es transparente. No logra disimular debajo del maquillaje la fragilidad de la gran dama de la música.

Dúos increíbles alcanza ese valioso clima de la ingenuidad que surge del trueque generacional de sabidurías, de cuando crees que te vas a comer el mundo y de cuando te percatas que a más perspectivas y más conocimiento más difícil es entender el mundo. Paloma San Basilio parece que lo sabe. Y su participación destaca sobre el resto con esa mezcla de fantasía y educación fruto de la prudencia que observa más que predica. De hecho, aunque diga que ahora está aprendiendo a decir que no, miente piadosamente: su presencia mediática siempre ha sido inteligente contestando con más noes que síes. Nunca se ha sobreexpuesto. Prodigarse más empuja a que no tengamos los mismos aprecios, y Paloma San Basilio aparece en el instante exacto para hacer aquello que no hizo antes. O hacerlo como nunca antes lo había hecho.

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