OT ha celebrado gala por Nochebuena. Sí, con sus villancicos, con su Papá Noel, con su Chenoa, con sus expulsados de regreso y la consecuente reunión de todos los concursantes. Reunión muy temprana, pues hace nada acaba de empezar esta edición. Pero como la nostalgia corre cada vez más rápido, ya casi no tenemos paciencia ni siquiera para echar de menos. El tiempo no puede esperar.
Aunque hay algo que no ha cambiado en Operación Triunfo: las muy controvertidas vestimentas de los concursantes. En este show navideño, tampoco podían defraudar las ropas elegidas. O directamente no elegidas. En el caso de los chicos, OT ha optado por la elegancia de la americana de un señor traje. Aunque sin nada debajo. Como mucho, en el caso más abrigado, una camiseta transparente, de esas de rejilla. La historia se ha ido repitiendo de actuación a actuación.
Engalanarse en Navidad ha evolucionado. Ahora los chicos también deben brillar. Menos mal. Y eso conlleva que también deban pasar frío. La insinuación de la carne siempre será un motor social. Porque el deseo domina el mundo.
Sin embargo, los concursantes descamisados en la gala navideña de OT 2023 ha recordado más al cuerpo de baile de Noche de Fiesta de José Luis Moreno. De hecho, esta estética remite más al arte de ahorrarse la búsqueda de unas camisas bonitas gracias a la excusa de que son jóvenes y majos, así que pueden ponerse lo que quieran. Inclusive: plantarse de cintura para arriba una americana sin nada más. Perfecto, distinción y erotismo fusionados. Muy a tono con la televisión clásica de Navidad. Es decir, hortera.
OT nunca ha destacado por la finura del vestuario de sus puestas de largo. Tampoco iba a romper ahora tal tendencia y quitar horas de entretenimiento a aquellos salvadores de la moda que critican sus estilismos. Pero, cuidado, en su percal estético también radica el éxito de Operación Triunfo desde su origen en 2001.
La manera errática de engalanarse de OT va entrelazada a el poder de identificación que despiertan los participantes y que sostiene históricamente el tirón popular del talent show. No son cantantes disfrazados con ropas caras de marcas inaccesibles, visten como todos. Hasta cuando toca ponerse de postín para celebrar, nos parecemos más de lo que pensamos a los concursantes de Operación Triunfo quitándose la ropa cómoda de ir a clase en la academia y adornándose para sentirse más espectaculares bajo los focos del plató.
Con las chaquetas que quedan grandes, con las camisetas que quedan pequeñas, con los accesorios del bazar de la esquina... Y con diademas con cuernos luminosos de reno, si hace falta. Listos para lucir de fiesta, nuestros barrios se dan un aire al look de las galas de OT. Nos representan por completo unos concursantes lanzándose a bien de brillo, bien de transparencias, bien de más es más... Bien de glamour de los mercadillos que sacan a España de las monotonías de la rutina.
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