Borja Terán Periodista
OPINIÓN

María Patiño y el enfrentamiento que evidenció por qué no triunfará en América

Aquello que aquí a algunos les parece chabacano es apasionada responsabilidad social si lo introduces en otros contextos de otras cadenas del mundo.
María Patiño en el programa 'Siéntese quien pueda', durante la grabación del reality de Netflix
María Patiño en el programa 'Siéntese quien pueda', durante la grabación del reality de Netflix
Netflix
María Patiño en el programa 'Siéntese quien pueda', durante la grabación del reality de Netflix

María Patiño deja sin palabras a un contertulio de Siéntese quien pueda, un programa de Univisión que especula sobre vidas ajenas. La periodista española delata su machismo en directo, pues este 'panelista' critica a Shakira con argumentos que jamás utilizaría con un escritor, un poeta o un periodista. Si fueran hombres, claro. En cambio, a una mujer cantante se le insiste las emociones que puede compartir o no en sus canciones. Qué antigua y peligrosa es aquella mentalidad de los que repetían como arma arrojadiza frases al estilo de 'los trapos sucios se lavan en casa' o "calladita estás más guapa". Los propios programas del cuore machacaban al personal con tales expresiones.

La escena la hemos visto en el reality de los de Sálvame en Netflix. La premisa de este docushow, de nombre Sálvese quien pueda, trata de reubicar a las que fueron estrellas de Telecinco en las televisiones latinas de Miami y México. Pero, al final, este formato logra un paradójico retrato: aquello que aquí a algunos les parece chabacano es apasionada responsabilidad social si lo introduces en otros contextos de otras cadenas del mundo.

La propia evolución de Sálvame delata el progreso de sensibilidades de nuestro país. El reality-magacín de Mediaset se fue quitando moralinas aprendiendo de la sociedad. Incluso de sus propios errores, peleas y chanchullos. Ahora se ríen más de sí mismos, ahora saben hasta hacer autocrítica, ahora verles en otros programas que siguen instalados en un grito del decoro mal entendido deja en evidencia que ellos quizá no eran tan chungos. Más bien unos incomprendidos que les hicieron creer que el éxito en la tele se consigue a través de los enfados y las encerronas. Error,  su triunfo siempre estuvo más unido a su representación de la auténtica picaresca nacional.

Visto lo visto, nunca encontrarán trabajo en los programas de cuchicheos a los que acudieron al otro lado del océano, pues esos magacines siguen instalados en la sobreactuación de clichés machistas que a nosotros ya se nos atraganta. Porque ya estamos en otro lugar al que no podemos volver, donde nos chirría el enjuiciamiento de cuerpos que son personas. Ellos también fueron así, pero saliendo al exterior y pisando mitificados platós de Estados Unidos se les están quitando los complejos. Ni los malos son tan malos ni los buenos tan buenos. 

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