El universo de Sálvame ya ha salido de Telecinco y ya empieza a expandirse. Primera parada: Netflix. Belén Esteban, Terelu Campos, Kiko Matamoros, Lydia Lozano, Chelo García Cortés, Víctor Sandoval, Kiko Hernández y María Patiño protagonizarán un docureality que todavía no tiene nombre, aunque ya apunta que exportará su particular neorrealismo al otro lado del océano Atlántico. Tiemblan las televisiones latinas en Estados Unidos, Univisión y Telemundo.

Como Operación Triunfo, la espontaneidad de Sálvame da el salto a plataforma. Para algunos es porque la televisión en directo de siempre se está quedando caduca, pero la realidad es justamente la contraria. Las compañías bajo demanda utilizan el poder masivo de los canales clásicos para atraer a más público. Necesitan que se hable de ellas y aprovechan golpes de efecto extraídos del imaginario colectivo de las cadenas en abierto como forma de generar expectación a través de la nostalgia. Y hay una nostalgia que cada vez es más cercana en el tiempo, debido al aluvión de impactos audiovisuales que consumimos a toda prisa y todo el rato.

Tras 14 años, Telecinco ha cerrado el ciclo de Sálvame para ver si con un formato nuevo revitalizan la tarde y actualizan la imagen de la cadena. Se intuye que, ahora, en Mediaset padecen de ciertos complejos con su personalidad. Mientras, Netflix, sin complejos, ha aprovechado el debate que propicia el fin de un programa de tal calado para hacer suyos unos personajes que dan para mucho meme. La compañía así se asegura repercusión viral con la que potenciar la empatía hacia la marca Netflix. Un gigante multinacional que intenta parecer más llano con una buena dosis de folclore español. Eso es, al fin y al cabo, Sálvame. 

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Las plataformas cogen vuelo con la conversación social que despiertan. Y hay programas que no es tan importante que se vean como que den de qué hablar a través de icónicos fragmentos listos para tener muchos likes, retuiteos, comentarios y risas.  Desde la primera promo, que se lanzó a la vez que se apagaba Sálvame en Telecinco, Netflix ya se apunta el tanto sobreactuando la llegada ingenua de Belén Esteban, Terelu Campos, María Patiño y cía a sus instalaciones. La comedia del choque cultural pocas veces falla: porque da regustillo a los que les gusta sentirse superiores y porque identifica a los que saben que la vida es ir perdiendo. De Lina Morgan a Paquita Salas.

Pero Sálvame no continúa. El formato en directo ha terminado tal y como lo conocimos. Seguía liderando, aunque ya acusaba un desgaste en las tardes de Telecinco. Sin embargo, su popularidad para Netflix es capital. Y la va exprimir. Aunque sea sólo un ratito. Porque tanta serie enlatada requiere ventilarse con la cercanía de aquellas personas que llevan años acompañando en la verdad del directo. La tele clásica y las plataformas no son rivales a batir, se necesitan mutuamente para crecer, probar, compartir e incluso convertir pifias ajenas en éxitos propios.  

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