Borja Terán Periodista
OPINIÓN

El escalofrío de seguir escuchando en prime time la interiorizada risa homófoba

En el mismo programa que hace unas semanas se debatía sobre que ya no hay libertad para hacer chistes sobre "homosexuales y enanos".
Momento de la entrevista con Jorge Martín en El Hormiguero
Momento de la entrevista con Jorge Martín en El Hormiguero
Atresmedia
Momento de la entrevista con Jorge Martín en El Hormiguero
Jorge Martín habla en 'El hormiguero' sobre la rivalidad en MotoGP

En el mismo programa que hace unas semanas se especulaba con que ya no hay libertad para hacer chistes sobre "homosexuales y enanos", el piloto de motociclismo Jorge Martín se ha auto reído al pronunciar la frase "marica el último" como chascarrillo. Y, de paso, ha demostrado que sí se puede hacer tal mofa con total libertad y en horario de máxima audiencia en uno de los shows más vistos de la tele, El Hormiguero. De hecho, esta frase recurrente también sigue resonando en patios de colegios y competiciones deportivas cuando se quiere faltar el orgullo de alguien.

Cuánto cuesta avanzar. Qué desolador es que todavía a un chico tan joven, en casi el año 2024, le sigan provocando carcajadas determinadas expresiones que estigmatizan a otras personas por su sexualidad. Aunque algo sí ha cambiado: la grada del programa no se rió. Hasta el propio Pablo Motos se quedó un microsegundo paralizado, intentando tirar para delante.

No obstante, alguien entre el público arrancó el típico aplauso para enfatizar la simpatía de un invitado que suelta esa gracieta sin pensar demasiado lo que significa y a aquellos que la sufren. Al final, su comentario define un problema enquistado en la sociedad y ejemplifica en prime time la discriminación que aún padecen colectivos como el LGTBI. Porque la discriminación empieza por las palabras.  A veces, palabras que se sueltan por las inercias del desconocimiento. 

Por suerte, en ese mismo momento, si uno sintonizaba Operación Triunfo en Prime Video podía ver la pluralidad de este país nuestro. En esa academia, un concursante da la vuelta a los gags viejunos y suelta "aquí hay hasta algún hetero". Es lo que tiene la convivencia desde la diversidad abierta que no se esconde en eufemismos. Entonces, se empatiza. Entonces, caen los prejuicios. Entonces, uno se percata de que hay palabras que tenemos normalizadas y que no aportan nada más que dolor a aquellos que intentan señalar con condescendencia. Por eso nadie se rió en el plató de El Hormiguero. Como mucho, se escuchó algún ruido de hormiga.

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