'La licencia del cachorro', en qué consiste este periodo de gracia de los perros para hacer trastadas

  • Durante los primeros meses de la vida del cachorro, sus congéneres adultos equilibrados le permiten hacer casi cualquier cosa sin reñirle ni corregirle.
Cachorro jugando con un perro adulto
Cachorro jugando con un perro adulto
Sherry Galey / Pixabay
Cachorro jugando con un perro adulto

Aquellos que estén pensando adoptar un cachorro, tienen que tener en cuenta la importante de lo que se denomina ‘la licencia del cachorro’, unos meses en los que los perros adultos equilibrados permiten al cachorro hacer casi cualquier cosa sin reñirle ni corregirle. Respetar este periodo y actuar correctamente es muy importante si queremos disfrutar de un perro adulto equilibrado y feliz. Ramón Fernández Menéndez, educador canino y responsable del proyecto Arbesú Educadores Caninos nos habla de la importancia de esta ‘licencia’ y de cómo actuar estos primeros meses de convivencia.

En qué consiste la licencia del cachorro 

La licencia del cachorro es un periodo de tiempo en la que las crías caninas tienen ‘licencia para hacer trastadas’ sin que nadie les recrimine, o al menos los adultos equilibrados no lo hacen. Ya puede un cachorro morderles las orejas, revolotear sin parar mientras el adulto quiere descansar o echársele encima que el adulto no le gruñirá, ladrará, intentará corregirle… o puede incluso que le siga la corriente y se ponga a jugar con él.

Este periodo, si lo pensamos, es algo que hacemos también los humanos, “los adultos equilibrados son altamente tolerantes con el comportamiento del cachorro, no lo corrigen… Y es algo que pasan en otros animales. Cuando los bebés son muy pequeños, a ningún adulto equilibrado, se le ocurre, por ejemplo, enfadarse con su bebé porque llora mucho, porque se hace pis encima, porque se despierta por la noche para comer, porque le tira del pelo…”, apunta Ramón Fernández

Y no lo hacemos porque entendemos que ‘nuestro cachorro’ no tiene la madurez y el autocontrol suficientes. Puesto que es un periodo que respetamos en nuestros bebés y niños pequeños, y que los perros respetan con sus cachorros, tiene lógica que la apliquemos cuando un cachorro llega a casa.

Cuánto dura

Aunque depende del cachorro, lo normal es que este periodo no dure más de seis meses. Además, a medida que trascurre este tiempo, el cachorro también irá evolucionado y aprendiendo y el adulto tolerando cada vez menos los comportamientos poco adecuados. “Durante este periodo, el cachorro ya ha ido aprendiendo normas de convivencia, autocontrol… Así, de manera gradual, el comportamiento de los perros va cambiando, tanto de los cachorros, que van aprendiendo por imitación cómo se comportan los adultos, aprenden empatía grupal…, como el de los adultos, que va tolerando menos ciertos comportamientos”, cuenta Ramón.

Aun así, por mucho que aprendan los cachorros durante este periodo, en la convivencia con los humanos siempre habrá más normas, “a un perro adulto no le supone ningún problema que un cachorro o perro joven muerda un palo o la pata de la mesa, a nosotros sí”. Es decir, que el periodo para adaptarse a vivir con un humano será más largo y requerirá de todavía más paciencia.

Cómo actuar y cómo no durante la licencia del cachorro

Cuando empezamos nuestra convivencia con un cachorro es sumamente importante que respetemos este periodo y, si bien nunca debemos tratar a un perro de forma violenta, con gritos, riñas… en este periodo todavía es más importante que no lo hagamos. Sin embargo, sí podemos aprovechar para crear relaciones sanas con nuestros perros y crear un vínculo fuerte. Para ello, hay cosas que debemos hacer y otras evitar.

Entre las acciones a evitar, Ramón Fernández aconseja no reñirles, castigarles, echarles broncas… tratarlo de manera hostil si, por ejemplo, nos rompen una zapatilla, se hacen pis en casa… “Si lo hacemos, solo conseguiremos crearle temor”, no aprenderá lo que está bien o mal, sino que no hará ciertas cosas por temor, no por aprendizaje. Y es que, como recuerda Ramón, lo importante es tener mucha paciencia con ellos, “tenemos que ser conscientes de que un cachorro, por su propia naturaleza, de falta de autocontrol, etc., siempre va a dar ‘problemas’”.

Otras cosas que debemos evitar es exponerlos de golpe a situaciones para las que aún no tienen la madurez y el autocontrol suficientes, “como ir a casa de alguien donde vas a estar mucho rato o hay un perro adulto, sacarlos mucho tiempo de paseo, exponerlos a otros perros cuando aún no tienen autocontrol ni saben relacionarse, llevarlo a una terraza a tomar un café… cosas así”. Y es que para aprovechar al máximo este periodo, las exposiciones tienen que ser graduales, como lo es su aprendizaje, “es mejor, por ejemplo, que no lo saquemos a pasear tanto como su fuera un adulto y por lugares en los que hay muchos perros. Hay que hacerlo muy poco a poco.

Anticiparse y planificar la socialización, para que no tengan que enfrentarse a cosas que todavía no saben resolver”, aconseja.

Pero ser tolerantes con su falta de madurez y su aprendizaje no significa que no intentemos hacerles ver qué cosas están bien y qué cosas. Debemos, “sin reñir ni castigar ni de una manera hostil, ir haciéndole ver qué comportamientos no nos gustan. Los cachorros lo sabrán interpretar. Los perros nos interpretan a nosotros mucho mejor que nosotros a ellos”, asegura. También, siempre que podamos, podemos aprovechar sus ganas incansables de jugar pasar tiempo con ellos. Eso ayudará a crear un vínculo sano y fuerte.

Qué pasa si no respetamos la licencia del cachorro

Para lograr que nuestro cachorro se convierta en un adulto feliz y equilibrado es muy importante que respetemos la licencia del cachorro especialmente, como apunta Ramón Fernández, “los cuatro primeros meses. Es un periodo muy crítico en el que padecer una experiencia traumática puede tener consecuencias en su vida adulta. Y este tipo de experiencias no son solo abandonos o destetes prematuros, también broncas, hostilidad, ser muy jerárquicos con ellos, hacer que tenga miedo…”. Un perro que ha pasado sus primeros meses entre riñas y hostilidad, lo más probable es que viva con unos elevados niveles de estrés, lo que se traduce, sobre todo, “en problemas de comportamiento: perros muy nerviosos, que ladran, tienen tendencia a morder, a hacer pis muchas veces, a destrozar su cama…”. Y es que, como nos recuerda Ramón Fernández, el hecho de que los perros toleren prácticamente todo lo que les hagamos, no significa que haciéndolo no les dañemos. Bastan unos primeros meses con una dosis extra de paciencia para tener un compañero equilibrado y feliz toda su vida.

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