
Dos artistas españolas han sido premiadas y reconocidas en la 78 edición del Festival de Venecia. Una de ellas, Penélope Cruz, con su Copa Volpi, recibe el enésimo galardón a la mejor actriz. La segunda, Blanca Li, ha obtenido el premio a la Mejor Experiencia de Realidad Virtual. El eterno complejo de inferioridad de nuestro país, agudizado por la anterior Gran Recesión y alimentado hasta casi el sadismo durante la crisis del coronavirus, bloquea y resta importancia a gran parte de los logros obtenidos, que se pierden entre las expectativas irreales y la feroz crítica a cualquiera que ose moverse.
Eso lo sabe y lo ha padecido Cruz con particular insidia, y si Li ha salido mejor parada se debe en parte a que es menos conocida por el gran público. Esta coreógrafa de una creatividad y adaptabilidad sorprendente se trae el Premio del Gran Canal a los Teatros del Canal, de los que es directora artística en la actualidad: es decir, tenemos la suerte de que esta artista sea además una gestora de lo público. No hay disciplina que no le interese y que no fusione en escena. El premio obtenido destaca una obra originalísima, "Le Bal de Paris", en la que la tecnología entremezcla realidad aumentada, teatro y danza como no se había hecho hasta este momento.
"La tecnología entremezcla realidad aumentada, teatro y danza como no se había hecho hasta este momento"
Cuando se estrenó la pasada temporada en Madrid las condiciones sanitarias obligaron a que el espectáculo, de 35 minutos, redujera su aforo a 10 espectadores en cuatro salas. Quienes asistíamos viajábamos a tierras lejanas en escenas que guardaban una textura parecida a los sueños, saltábamos de unos jardines laberínticos a una fiesta en París en una sala que al finalizar el espectáculo volvía a ser un espacio gris y perimetrado.
La experiencia inmersiva, diseñada por el estudio Blacklight, alcanzará todo su esplendor cuando las restricciones acaben y un cuerpo de danza sustituya a los tres bailarines con los que interactuábamos. Espero de corazón que así sea, porque este Bal de Li abre la puerta y la imaginación a tantos diálogos posibles entre historia, museos, espectáculos, narrativa y tecnología como un artista (o un espectador) pueda esbozar. Los límites del espacio y del tiempo se dinamitan y se entremezclan con lo vivido en juegos de realidad virtual y con lo imaginado en teatros o en películas. La propuesta de Blanca Li posee sentido en sí misma, pero además logra algo que ella ha señalado como uno de los valores que más admira en otros: la capacidad de usar su talento para provocar avances en la sociedad, en este caso, en el sector cultural.
A diferencia de lo que ocurre con otras disciplinas, el trabajo de ambas premiadas, Cruz y Li, resulta fácilmente accesible: podremos ver Madres Paralelas en cines, esperemos que el "Le Bal de Paris" vuelva a escena, y que muchos más puedan vivir qué supone. Así, al margen de premios y méritos, el eterno crítico de todo que llevamos en nuestro interior podrá quedar satisfecho al expresar su opinión.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios