La escalinata de la Moncloa respiraba ayer cordialidad. Hemos pasado del evidente enfrentamiento entre Carmen Calvo y Pablo Iglesias a que la vicepresidenta socialista reciba con un amistoso abrazo a la ahora también vicepresidenta, Yolanda Díaz. Son gestos que se agradecen en un gobierno, pero, o la suma que salga del 4-M en Madrid vuelve a unir a PSOE y Podemos (esta vez en Sol), o esa aparente armonía que ayer mostraron difícilmente llegará al verano.
OPINIÓN31.03.2021 - 06:29h
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