Luis Algorri Periodista
OPINIÓN

Kastilien und Leon

Alfonso Fernández Mañueco, tras ganar las elecciones en Castilla y León.
Alfonso Fernández Mañueco, tras ganar las elecciones en Castilla y León.
Manuel Ángel Laya / Europa Press
Alfonso Fernández Mañueco, tras ganar las elecciones en Castilla y León.

Si esto fuese Alemania, las innecesarias y frívolas elecciones que se han celebrado en Castilla y León tendrían una solución sencillísima. El PP retendría la presidencia, el PSOE se quedaría con la vicepresidencia y, más que probablemente, los partidos provincialistas (Soria Ya, Por Ávila, la incómoda y radical UPL) alcanzarían un puesto en el gobierno regional, en los tres casos por primera vez. Quizá también Ciudadanos. Quién sabe si el declinante Unidas Podemos. Y Vox se quedaría fuera.

¿Por qué? Porque ese es el principio esencial de la actual democracia alemana: nadie pacta con la extrema derecha. Nunca. En ninguna parte, ni en el municipio más pequeño. Los partidos democráticos están acostumbrados a llegar a acuerdos entre ellos para impedir que los ultras toquen poder. Eso beneficia a los ciudadanos, que ven cómo los históricos rivales son capaces de ponerse de acuerdo para defender el sistema democrático, y perjudica a la extrema derecha.

¿En qué? En que a la gente no le gusta que su voto no sirva para nada. Y todo el mundo sabe ya que votar a la AfD (el Vox de Alemania) es inútil porque nunca va a gobernar en ningún sitio. Así, mientras la extrema derecha crece en todas partes, en Alemania está dividida y estancada. Pierde votos. El aislamiento político, pues, funciona.

Inmediatamente alguien dirá: ¡Pero es que los socialistas pactan con los separatistas y los asesinos de ETA! Piénsenlo despacio. No es lo mismo. A nadie nos gustan esos pactos, tampoco al PSOE. Pero tengamos cuidado con los mantras y los eslóganes miles de veces repetidos, porque eso no los convierte en ciertos. ETA fue derrotada y desapareció, y el independentismo catalán está dividido, mohíno, aliquebrado y menguante, porque el Estado democrático ha resistido. Esos pactos, que sin duda son arriesgados y peligrosos, están trayendo a la democracia a los proetarras y a los indepes, que antes no estaban en ella. Ahora esa gente negocia, gestiona, pacta, aprueba presupuestos, hace política, como los demás. Pero con la extrema derecha es al revés: estaban todos en el PP, partido conservador democrático, y se han ido al monte, al populismo que quiere acabar con la democracia tal y como la conocemos. Eso es lo mismo que ha pasado en Polonia, en Hungría, en Filipinas; casi en Austria, casi en Brasil, casi en EEUU. Puede pasar aquí. Por qué no.

"Ese es el principio esencial de la actual democracia alemana: nadie pacta con la extrema derecha. Nunca"

Pero lo que digo no sucederá, todos lo sabemos. Salvo milagro, no habrá una gran coalición al estilo alemán para frenar a la extrema derecha. Estamos hablando de Castilla y León, no de Kastilien und Leon, como se diría en alemán. Y pronto vendrá Andalucía. Y después, el año que viene, las elecciones generales. Y, como nadie hace nada (por lo menos nada útil), la extrema derecha española sigue y seguirá creciendo con su discurso de odio, de venganza, de demagogia e ignorancia, de nacionalismo radical antieuropeo, de supresión de las autonomías, de negación del cambio climático, de persecución del feminismo y del aborto y de los gais y de la inmigración… En fin, su plan de perversión del sistema democrático y de libertades que se dio a sí misma España con la Constitución de 1978.

Y no sucederá por otra razón, esta más que evidente. Porque en Alemania la principal preocupación de los políticos, de todos los políticos de los partidos democráticos, es el bienestar de los ciudadanos y el progreso de la nación. Aquí no. Aquí la principal preocupación de la gran mayoría de los políticos es alcanzar el poder como sea, si no lo tienen, o retenerlo también como sea, si ya están mandando. Parece que esa obsesión no les deja tiempo para pensar en nada más.

Es un sueño, ya lo sé. Pero es un sueño muy hermoso, ¿no es cierto? Todos los partidos democráticos de acuerdo… Lo que sucede es que esto no es Alemania. A veces da bastante tristeza que no nos parezcamos un poco más a ellos. Aunque solo sea un poco, caramba.

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