Julia García Coordinadora de Ciudadanía de Oxfam Intermón
OPINIÓN

Salimos. Pero ¿cómo salimos?

Varias personas esperan frente a una oficina del SEPE.
Varias personas esperan frente a una oficina del SEPE.
EUROPA PRESS
Varias personas esperan frente a una oficina del SEPE.

El despido se ha convertido en una forma habitual de gestión de la incertidumbre económica. Las caídas en el PIB se traducen en caídas del empleo, y convierten a quienes desempeñan trabajos precarios en el colchón de la economía. Por cada punto de bajada del PIB durante la crisis del 2008, España destruyó un 26,7% más de empleo que la media de la eurozona.

Aunque en los meses más duros de la crisis de la Covid-19 la destrucción de empleo ha sido menor gracias a medidas como los ERTE, las personas con contrato temporal han vuelto a ser el colectivo más perjudicado, entre ellos los y las jóvenes. El zarpazo económico del virus se ha vuelto a cebar con este grupo de edad. Los datos publicados en el último mes reflejan una recuperación del empleo juvenil hasta niveles previos al estallido de la pandemia. Sin embargo, el problema de fondo persiste. En lo que va de 2021, más de 9 de cada 10 contratos firmados por personas menores de 35 años han sido temporales.

Se trata de una generación que ha sido golpeada por dos crisis durante su incorporación al mercado laboral

Se trata de una generación que ha sido golpeada por dos crisis durante su incorporación al mercado laboral. Ya llueve sobre mojado. Y si los métodos no cambian, nada apunta a que los resultados mejoren ante una nueva recesión. 

La reconstrucción del país tras la pandemia, en la que se enmarca la reforma laboral, es una oportunidad para devolvernos a la senda de la generación de empleo, pero no cualquier empleo, si no empleo de calidad. La lucha contra la pobreza y la desigualdad –que nos hace mejor país, mejora nuestra economía, la cohesión social y nuestras opciones de futuro– empieza por medidas que devuelvan la calidad del empleo al conjunto de la población trabajadora y, en especial, a quien más sufre la precariedad: la juventud. 

Estamos ante una reforma laboral que podría, de verdad, no dejar a nadie atrás

En el último análisis que hemos realizado en Oxfam Intermón, señalamos que es urgente atajar la cultura de la temporalidad para acabar con la precariedad juvenil. Estamos ante una reforma laboral que podría, de verdad, no dejar a nadie atrás. Tampoco a los y las más jóvenes. 

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