Joaquim Coll Historiador y articulista
OPINIÓN

No volver al siglo XIX

El presidente ruso, Vladimir Putin, y su homólogo chino, Xi Jinping, en Moscú, Rusia.
El presidente ruso, Vladimir Putin, y su homólogo chino, Xi Jinping.
SERGEI ILNITSKY / EFE
El presidente ruso, Vladimir Putin, y su homólogo chino, Xi Jinping, en Moscú, Rusia.

Llevamos días muy entretenidos con el espectáculo berlanguiano de la crisis del PP, mientras Europa se asoma a un escenario de guerra con una movilización de tropas rusas sin precedentes desde 1945. El domingo se clausuró la Conferencia de Seguridad de Múnich en la que el Alto Comisionado de la Unión Europea, Josep Borrell, denunció con rotundidad que Rusia y China quieren redefinir el orden mundial y volver al siglo XIX, según un documento que ambos países acordaron hace unas semanas en el que se deja a la intemperie la universalización de los derechos humanos.

Aunque la política exterior es responsabilidad de los Estados, Borrell está sabiendo dar empaque al cargo que ocupa y hacer frente al reiterado desprecio ruso hacia las instituciones europeas. Vladímir Putin pidió a cada uno de los 27 miembros de la UE una respuesta sobre la crisis con Ucrania, y se encontró con una única carta de respuesta firmada por el Alto Comisionado, lo que evitó al autócrata del Kremlin, como ironizó Borrell, leer 27 veces la misma carta. Tiene mérito que hasta la Hungría de Viktor Orbán, que simpatiza con los modos autoritarios de Putin, haya aceptado sumarse a esa estrategia de reafirmación europea.

Delante del ministro chino de Exteriores, Wang Yi, Borrell afirmó que Rusia y China alientan un peligroso revisionismo geopolítico con el fin de restaurar sus antiguos imperios, definir sus áreas de influencia, pasando por encima de los derechos humanos y la soberanía de los Estados.

"Borrell está sabiendo hacer frente al reiterado desprecio ruso hacia las instituciones europeas"

El momento es extraordinariamente delicado y cualquiera de los escenarios de una intervención militar rusa sería un desastre definitivo en términos económicos. Los dirigentes europeos, particularmente Emmanuel Macron, hacen bien en apurar la vía diplomática proponiendo la celebración de una cumbre para evitar que los vaticinios norteamericanos de una pronta invasión se hagan realidad, pero sería un error ceder al chantaje de Putin y es hora de empezar exigiéndole que inicie ya una desescalada real de sus tropas. En caso contrario, la UE debe aplicar fuertes sanciones económicas como arma de disuasión.

Aunque la unidad trasatlántica parece fuerte y la OTAN ha resucitado frente a la amenaza rusa, la UE no puede construir su política de seguridad sin un ejército propio. Los intereses de los europeos no coinciden tampoco con los americanos, particularmente en materia comercial. Para proteger la paz, la estabilidad y los valores europeos, necesitamos una defensa común. Los padres fundadores Jean Monnet y Robert Schuman ya lo vieron claro hace 70 años. Ahora es más urgente que nunca para que chinos, rusos y norteamericanos nos tomen en serio. No hacerlo solo beneficia a los que quieren que el mundo regrese al siglo XIX.

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