Joaquim Coll Historiador y articulista
OPINIÓN

Cuidar las instituciones

El TC estudia si declara inconstitucional el confinamiento en el Estado de Alarma
El TC estudia si declara inconstitucional el confinamiento en el estado de alarma.
Europa Press
El TC estudia si declara inconstitucional el confinamiento en el Estado de Alarma

La democracia se sostiene en el respeto al Estado de derecho, las leyes y las instituciones. Y en España no estamos cuidando la democracia, más bien al contario. Hay demasiada gente con ganas de minarla o que actúa de forma gravemente irresponsable. Hablo en plural porque las responsabilidades son compartidas entre Gobierno, oposición, poderes autonómicos, medios de comunicación y, a veces, los propios miembros de las instituciones del Estado, empezando por el Tribunal Constitucional

El debate sobre la sentencia que emitió hace unas semanas declarando nulo el estado de alarma es un buen ejemplo de la viciada dinámica española. La forma cómo se produjo no ayuda a fortalecer la democracia porque la decisión partió al tribunal, que decidió por un solo voto. Evidentemente, eso no le quita legitimidad, pero en asuntos tan extraordinarios y problemáticos es deseable que en el TC se imponga el deber de alcanzar, si no un consenso absoluto, por lo menos una mayoría clara. Fue posible en los años más difíciles del procés en Cataluña, lo que dio a las decisiones del tribunal una gran fortaleza, pero ese espíritu se perdió hace tiempo.

No se entiende que el estado de excepción sea mejor que el estado de alarma para hacer frente a una pandemia

Ahora bien, es falso afirmar como algunos dicen que dicha sentencia es el resultado de la división entre conservadores y progresistas. Tanto el presidente, Juan José González, como el magistrado Andrés Ollero, que fueron elegidos en su día a propuesta del PP, votaron a favor de las tesis del Gobierno, avalando que las medidas fueron proporcionadas para salvar vidas. En cambio, la profesora Encarnación Roca, que obtuvo el apoyo del PSOE, lo hizo en contra. Por tanto, es falso que los magistrados reproduzcan una fractura partidista, lo que sin duda fortalece jurídicamente esa decisión pero no la blinda de las críticas. 

No se entiende que el estado de excepción sea mejor alternativa al estado de alarma para hacer frente a una pandemia que no se sabe cuanto durará. En cualquier caso, el veredicto hay que respetarlo y, dentro del Gobierno, sobre todo por parte de Podemos, han sobrado las descalificaciones. Tampoco la oposición ha estado a la altura porque también votó a favor del estado de alarma y jamás propuso la alternativa, mucho más restrictiva en cuanto a derechos, del estado de excepción. Utilizar ahora la sentencia contra el Gobierno es torticero.

Por último, es inaceptable que se siga bloqueando la renovación de las instituciones del Estado. Las desautoriza y alimenta la demagogia de que sus miembros actúan al dictado de los intereses partidistas. A la democracia constitucional española se la defiende cuidando a las instituciones, respetando siempre sus decisiones, pero velando también por su prestigio. Por desgracia, no es este el camino que estamos transitando. 

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