Helena Resano Periodista
OPINIÓN

Entre padrenuestros y bulos

Antonio Cañizares en la homilía
El cardenal Antonio Cañizares.
J.PEIRÓ / AVAN
Antonio Cañizares en la homilía

Era cuestión de tiempo que los bulos se colaran también en los sermones de los domingos. Las noticias falsas han sido el goteo constante durante estos meses y este domingo, en la misa de 12, la última fake new se ha colado entre padrenuestros y avemarías. La vacuna de la Covid se está haciendo con células de fetos abortados. Es lo que dijo desde el altar el mismísimo cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares. Sin pestañear, sin dudar, sin poner ni siquiera un condicional, sin contrastar la información ni interesarse por saber exactamente qué se ha hecho en el campo de la investigación de vacunas.

"El demonio existe en plena pandemia", afirmó en su homilía, vestido con su casulla y su mitra. Leía unos papeles, así que no fue un lapsus ni algo que se le ocurrió en aquel momento. El sermón lo había preparado con antelación, aunque se le olvidó consultar la fuente de la que sacaba semejante afirmación. "Primero se le mata con el aborto y luego se le manipula para, qué bien… ya tenemos una vacuna". No sé si los que se santiguaron al oír eso se compadecían de que el mismísimo arzobispo asumiera como verdad la última mentira que circula por redes o por lo que estaba diciendo monseñor. No se cansó de citar al diablo, por si a alguno le quedaba duda de la maldad de lo que estaba condenando. "Obra del diablo", llegó a decir.

"Cañizares leía unos papeles, así que no fue un lapsus ni algo que se le ocurrió en aquel momento"

Nadie de momento ha pedido perdón ni ha disculpado al arzobispo. Es una más que quedará en la hemeroteca del reguero de despropósitos y mentiras que han estado circulando estos días y que, me temo, seguirán.

Lo preocupante es quién lo dijo y a quién se lo dijo. Esa misa la vio mucha gente, no solo la que estaba allí (se supone que de momento las iglesias solo pueden ser ocupadas por la mitad del aforo), sino la gente que la siguió por televisión. Público que espera cada domingo esa misa para asomarse al mundo, que cree fielmente lo que se les dice desde el altar, lo que se les pide que hagan o crean. Un público mayoritariamente mayor, especialmente sensible con este tema y suficientemente asustado por todo lo que la maldita Covid ha hecho en su generación. Público que no sale de casa, insisto, porque no puede o porque todavía tiene miedo de contagiarse.

"Sueltan lo que han leído aquí o allá, lo que les hace llegar alguien por redes y, sin contrastarlo, lo sueltan"

Lo de Cañizares es una más, sí. Ahí está la de Miguel Bosé o la de Enrique Bunbury. Su diablo es en este caso Bill Gates, pero da igual. Es gente con su público, cada uno en lo suyo, que no se para a pensar lo que dice y lo que generan sus palabras. Sueltan lo que han leído aquí o allá, lo que les hace llegar alguien por redes y, sin contrastarlo, lo sueltan. Casi siempre, es curioso, con un barniz apocalíptico, metiendo miedo, que es lo que funciona. Falta tanta responsabilidad que a veces asusta. Entre los que llevan casulla y entre los de las bermudas. Pensemos antes de hablar, por el bien de todos.

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