Carmelo Encinas Asesor editorial de '20minutos'
OPINIÓN

Vacunación solidaria

Imagen de archivo de una enfermera suministrando una vacuna.
Imagen de archivo de una enfermera suministrando una vacuna.
EUROPA PRESS - Archivo
Imagen de archivo de una enfermera suministrando una vacuna.

La carrera por la vacuna se acelera. A la irrupción la semana pasada de Pfizer-BioNTech, con su preparado de un 90 por ciento de eficacia que aumentó después al 95%, se ha unido el anuncio de Moderna, con un índice de resultados del 94,5%. Queda el remate de sus respectivos experimentos y, sobre todo, la bendición de las Agencias del Medicamento para que arranque la producción masiva de vacunas. No son las únicas farmacéuticas en la competición, los de Oxford aseguran una inmunización robusta de la suya a los mayores de 70 años, y la Unión Europea tiene comprometidos contratos de compra con distintos laboratorios. Asistimos pues a los prolegómenos de la batalla activa contra la pandemia planteada hasta ahora con tácticas exclusivamente defensivas por la ausencia de instrumentos eficaces de ataque.

Aunque la OMS pide prudencia con el objeto encomiable de que nadie baje la guardia, lo cierto es que la euforia desatada estos días en los mercados de valores corrobora hasta qué punto los avances científicos anunciados suponen un chute de optimismo no solo en términos sanitarios sino también económicos. El mejor análisis de situación y el más objetivo es probablemente el que hace el dinero porque, especulación aparte, cuando los grandes fondos de inversión consideran que lo comunicado por las farmacéuticas es el principio del fin de esta tragedia es porque han puesto toda su fortaleza de prospección para anticiparse.

Hasta ahora, las vacunas nunca han sido impuestas pero sí desataron polémicas determinados movimientos “antivacunas”

Ya no estamos hablando de calendarios inciertos ni proyecciones a medio o largo plazo. Los laboratorios Rovi, que meses atrás llegaron a un acuerdo con Moderna, ultiman los preparativos en su planta de Madrid para iniciar el proceso de fabricación en un mes y, según manifestó a 20minutos el vicepresidente de la compañía Javier López Belmonte, a principios de año empezarán a envasar millones de vacunas que serán distribuidas no solo en España sino también por Asia y el resto de Europa. Ello nos sitúa a las puertas de la vacunación masiva que requerirá un esfuerzo logístico extraordinario para proteger cuanto antes a los colectivos más vulnerables o castigados por el virus.

Esta circunstancia planteará a buen seguro una controversia sobre la posible obligatoriedad de la vacunación especialmente en aquellos sectores más expuestos a la propagación del virus. Hasta ahora, las vacunas nunca han sido impuestas pero sí desataron polémicas determinados movimientos “antivacunas” que han ido aflorando al margen de toda evidencia científica.

Alcanzar un 70 por ciento en la inmunidad de grupo asestaría, según la ciencia, un golpe mortal a la pandemia

Implantar la inmunización obligatoria es complicado desde un punto de vista legal porque, como cualquier tratamiento médico, se entiende que invade la autonomía personal pero habrá que preguntarse cuál ha de ser el proceder con aquellos que se nieguen a vacunarse siendo en su actividad habitual especialmente susceptibles de propagar el virus. Es obvio que la mejor ruta es la una información clara sobre las ventajas de la inmunización apelando a la responsabilidad social.

Alcanzar un 70 por ciento en la inmunidad de grupo asestaría, según la ciencia, un golpe mortal a la pandemia. La encuesta del CIS muestra la reticencia de un 47% de la población a vacunarse y otros sondeos señalan que solo una minoría está dispuesto a hacerlo en la primera tanda. Al virus también se le combate con pedagogía y solidaridad.

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