No soy mucho de compartir estas cosas, pero aquí te dejo esta. No soy mucho de pedir opiniones, pero. No soy mucho de reírme de, pero. No soy mucho de ver series, pero. No soy mucho de correr, pero. No soy mucho de crossfit, pero. No soy mucho de la moda, pero. No soy mucho de compartir fotos de mi familia, pero cómete esta de la comunión de la niña. No soy mucho de nada, pero te vas a comer todo.
Son muchos los que utilizan el "no soy mucho". Es la excusa perfecta para asimilar que vamos a hacer la siguiente tontería. Es esa excusa no pedida de la famosa frase en latín. No soy mucho de ser yo mismo. No soy mucho de tener personalidad. El “no soy mucho de, pero” es la puerta de entrada en el rebaño, es asimilar que hemos caído en la trampa.
El “no soy mucho de, pero” es la puerta de entrada en el rebaño, es asimilar que hemos caído en la trampa.
No ser mucho de algo significa, en el fondo, una iniciación. Empiezas a ser un poco de algo y, paso a paso, quizá llegues a ser mucho de eso. El mundo va rápido hacia la idiotez colectiva, hacia un ocio mancomunado, rítmico y coral. ¿Qué fue de la zumba? ¿Qué es lo siguiente? ¿Bicicletas que no avanzan en salas que parecen discotecas? No soy mucho de lo que toque, pero allá que voy.
No soy mucho de ser yo. No soy mucho de elegir. No soy mucho de pensar, ni de leer otra cosa distinta al libro de moda. No soy mucho de ser crítico. No soy mucho de pensar en asuntos profundos, de hacerme preguntas, de no estar tranquilo por lo que pasará mañana, por si hay algo después de la muerte, por si se puede vivir tranquilo mientras otros mueren de hambre o en un bombardeo injusto.
La red social es un analgésico y no es solo una cuestión de maquinitas. La red social es más que eso, es una inteligencia común, un pensamiento unívoco que trasciende la máquina, la nube o como queramos llamarlo y se convierte en conciencia colectiva de la masa. No soy mucho de frases negativas. No soy mucho de frases pesimistas, pero parecemos un rebaño de ovejas idiotas.
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