La leyenda de Sant Jordi decía que de la sangre del dragón crecía la rosa que el caballero daba a la princesa. Más allá de la historia popular, hoy en día, las flores llegan desde tantos países, que según explica el mercado mayorista de Barcelona Mercabarna-flor, este podría ser el último año con puestos de rosas de producción local.
El presidente del Gremio de Mayoristas de Mercabarna-flor, Miquel Batlle, resalta que la falta de producto catalán se debe a una ausencia de "relevo generacional". La falta de mano de obra en el mundo agrícola es una gran preocupación del sector, que ve como la producción exterior les está comiendo el terreno.
Para este Sant Jordi, tan solo hay un productor en Catalunya. Joaquim Pons es el único productor de rosas que queda. Su propiedad se encuentra en Santa Susanna, un municipio del Maresme, y estima que este año comercializará un 15% menos de flores que en las mismas fechas del año pasado.
Las altas temperaturas han provocado que la producción se vea afectada y el episodio permanente de sequía también ha condicionado el crecimiento de la flor. El floricultor explica que la "emergencia climática" ha hecho que las rosas sean más pequeñas y menos esveltas.
¿De dónde provienen?
La situación climática y la desafección hacia el mundo agrario han generado que la producción local haya caído bajo mínimos en los últimos años. Este hecho ha llevado a que la importación de rosas de otros rincones del globo haya monopolizado el mercado de la flor para Sant Jordi. Según Mercabarna-flor, el núcleo de producción de rosas se concentra en Colombia. Se estima que para este año el 63% de las rosas provenga del país cafetero.
Latinoamérica es un gran exportador de rosas, con Colombia a la cabeza, pero Ecuador también se ha convertido en uno de los epicentros de producción de la flor. Para ser exactos, según el gremio, un 15% de las rosas que se venderán proceden de allí. De Europa, el mayor exportador de rosas es, justamente el país de los tulipanes, Países Bajos, que aportará un 20% de las que se venderán. Estos grandes exportadores de la flor provocan que el producto de origen nacional sea prácticamente residual y se sitúe en un 2%.
No todas son rojas
En Sant Jordi, los municipios catalanes se tiñen de rojo. La cultura y la tradición dice que las rosas son rojas, pero en los últimos años ha aumentado la tendencia de venderlas de diferentes colores. Flores blancas, verdes, amarillas e incluso con los colores de los clubes de futbol de Barcelona han impregnado parte de los puestos para Sant Jordi. De hecho, Mercabarna-flor apuntó que el 20% de las que se venden durante la jornada son ya de distintos colores.
Nuevas variantes de rosas
En los últimos años, ha ido creciendo la venta de rosas diferentes a las tradicionales por Sant Jordi. Por ejemplo, Mercabarna-flor detectó un incremento en la venta de rosales Kokedama. Los floristas preparan y recubren las raíces con musgo para que sean más duraderos. Además, las Kokedama tienen la particularidad de que están envueltas con materiales naturales y sostenibles.
Esta tendencia también se ha hecho presente en las rosas tradicionales, que cada vez más, se venden con envoltorios vegetales en vez de hechos con materiales de plástico. Los rosales en miniatura son otro producto al alza por su durabilidad.
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