Los catalanes comprarán unos siete millones de rosas por Sant Jordi, que se celebrará el martes que viene, 23 de abril, lo que supone un 20% más que en 2023, según las estimaciones de Mercabarna-flor, que prevé vender 2,3 millones de estas flores.
Así lo ha explicado el presidente de Mercabarna, Jordi Valls, este miércoles junto al presidente del Gremi de Majoristes de Mercabarna-flor, Miquel Batlle, y la representante de la escuela de arte floral de Mercabarna-flor, Sílvia Mir, desde la infraestructura mayorista.
Valls ha descrito esta próxima Diada como un Sant Jordi multitudinario, porque será el primero en jornada laborable después de la pandemia y sin restricciones: "Volvemos a la normalidad total".
Es un aspecto que el sector tradicionalmente valora positivamente porque las empresas y las instituciones también son compradoras, y la ciudadanía no sale de fin de semana, ha subrayado Valls, quien ha recordado que con motivo de la jornada los floristas venden el 30% de las rosas anuales.
Colombia se mantiene como primer proveedor
El 63% de las flores que comprarán los catalanes por Sant Jordi provienen de Colombia, el 15% de Ecuador y el 20% de Holanda, mientras que la aportación nacional -mayoritariamente de la zona de Levante y del Maresme (Barcelona)- será del 2%.
El presidente del Gremi de Majoristes de Mercabarna-flor, Miquel Batlle, ha tachado la producción catalana de prácticamente anecdótica por la falta de relevo generacional entre los agricultores, el coste de las infraestructuras que requiere el cultivo y la presión demográfica de Barcelona hacia el Maresme: "Es el último año", ha sostenido.
Ha desvinculado la desaparición de la producción autóctona de la sequía, mientras que ha recordado que para la agricultura catalana ya era "imposible e inviable" responder a la alta demanda de Sant Jordi.
Ha enmarcado la preeminencia de Colombia y la desaparición de las producciones autóctonas en un contexto "prácticamente mundial" y ha dicho que la producción a día de hoy también es residual en Canarias y para consumo local en Levante.
Batlle ha situado el precio de las flores "a partir de cuatro euros, y para arriba, en función del valor añadido" que cada florista otorgue a la rosa: mientras que San Valentín es una tradición celebrada en muchos países, la particularidad catalana de Sant Jordi hace que el producto tenga precios más asequibles.
Envoltorios sin plástico y sin papel
La representante de la escuela de arte floral de Mercabarna-flor Sílvia Mir ha explicado que la tendencia es "sustituir el plástico por materiales más naturales", entre los que ha nombrado las maderas, las hojas verdes y ciertos tipos de telas.
También ha destacado el auge de los pequeños rosales, "una incorporación que el año pasado surgió un poco y para la que este año se apuesta con más fuerza": ha detallado que es un complemento más valorado por su durabilidad, pero que no sustituirá la rosa tradicional.
Respecto a las variedades comercializadas, el 80% será roja, mayoritariamente de las variedades Freedom -preferida por el 75% de los catalanes por su capullito más cerrado- y Naomi -por la que optan el 15% de los compradores, más abierta-.
No obstante, Batlle ha convenido en que cada vez hay más tendencia a optar por rosas de colores diferentes: "La gente pide variedades nuevas, pero la reina indiscutiblemente es la roja".
Novedades y tendencias
La tendencia es cada vez más regalar flores y plantas que duren y que estén envueltas en materiales naturales y sostenibles.
Se prevé que los rosales Kokedama tendrán mucho impacto este Sant Jordi, porque es una forma muy natural y sostenible de regalar la rosa, sin plástico ni envoltorios.
Las Kokedamas son plantas con las raíces preparadas por los floristas y recubiertas de musgo. De este modo el musgo hace de 'contenedor natural' de la misma planta. Este tratamiento logra que la planta dure mucho tiempo.
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