Funcas cree que el PIB español se ralentizará hasta el 1,8% en 2024 por el freno en el gasto público y las exportaciones

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, comparece ante la Comisión Mixta de la UE.
El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, comparece ante la Comisión Mixta de la UE.
KIKO HUESCA / EFE
El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, comparece ante la Comisión Mixta de la UE.

La economía española creció el año pasado a un fuerte ritmo en comparación con sus socios europeos gracias a dos importantes motores: el gasto público y las exportaciones. Todas las previsiones apuntan a que España volverá a crecer mucho más que sus socios también este año, pero su economía se ralentizará. Así lo ven también en Funcas, el centro de estudios de las antiguas cajas de ahorros, que ha presentado este lunes sus previsiones para la economía española en 2024 y 2025. Los economistas de Funcas creen que el PIB avanzará un 1,8% este año —siete décimas menos que en 2023— y después lo hará un 2% el año que viene. Dos tasas que, en principio, situarían a España claramente por encima de las grandes economías del euro y quedarían algo por debajo de las previsiones del Gobierno para este año.

El motivo de la ralentización tiene mucho que ver, precisamente, con el menor impacto de las dos fuerzas que tiraron del carro el año pasado. Por un lado, los analistas de Funcas creen que el consumo público —que aportó un tercio del crecimiento registrado en 2023— contribuirá solo con cuatro décimas al crecimiento previsto, la mitad que el año pasado. El repliegue de las medidas anticrisis y la prórroga presupuestaria —con la consiguiente congelación de algunas partidas de gasto— frenarán el avance del PIB.

Además, el estancamiento europeo, que se prolonga ya desde hace más de año y medio, frenará en seco las exportaciones de España a sus principales socios comerciales. El sector exterior aportó ocho décimas al crecimiento del PIB el año pasado y en este su contribución será nula, según las estimaciones de Funcas. 

Por otra parte, la inversión volverá a contribuir al avance del PIB en los dos próximos años, aunque lo hará de forma modesta. Este indicador —clave para garantizar un fuerte crecimiento económico a medio y largo plazo— es el único de las grandes magnitudes del PIB que todavía no ha recuperado su nivel prepandemia, algo que preocupa especialmente a los analistas de Funcas. "No es posible crecer a tasas muy altas, sobre todo con poco crecimiento demográfico, si no conseguimos reactivar la inversión", ha señalado Raymond Torres, director de Coyuntura de Funcas. 

En este contexto, el motor principal de crecimiento económico será el consumo privado de hogares y empresas, que debería ganar protagonismo en 2024. Todo apunta a que este año los tipos de interés empezarán a bajar —lo que aliviará a los endeudados y debería fomentar las inversiones—. Paralelamente, los salarios deberían seguir recuperando algo del poder adquisitivo perdido durante la crisis gracias también al descenso de la inflación que se situará en promedio del año en el 3,2%. 

Dificultades para embridar la deuda

Uno de los grandes retos que afronta España en los próximos años es reducir la abultada ratio de deuda pública generada durante la crisis financiera y que se ha incrementado tras la pandemia y las consecuencias de la guerra en Ucrania. La deuda pública se sitúa ahora en el 108% del PIB, pero las nuevas reglas fiscales europeas exigirán una reducción de al menos un 1% anual durante varios años. 

Para lograrlo, España tendrá que acometer un importante ajuste fiscal que será más difícil en los próximos años. La bajada de la inflación —que erosiona el valor real de las deudas— y el menor crecimiento del PIB esperado obligarán a plantear más esfuerzos. Por lo pronto, Funcas estima que el déficit público —el principal alimento de la deuda— se reducirá hasta el 3,2% en 2024 para caer después al 3% en 2025. Esto implica que España no será capaz de cumplir con las reglas fiscales europeas hasta 2025.

Sin embargo, aunque el déficit se situara dentro de los límites permitidos en 2025, el ajuste que tendrá que acometer el Gobierno para asegurarse de que la deuda sigue bajando será mayor. En este sentido, Funcas cree que es vital que la inversión se reactive para impulsar un mayor crecimiento económico y así evitar ajustes más drásticos.

Tanto es así que, si la inversión se mantiene en los niveles actuales, el Gobierno tendría que alcanzar un superávit primario como no se ha visto nunca desde 2007 para cumplir con Bruselas. Es decir, el país tendría que empezar a gastar menos de lo que ingresa (descontado el pago de intereses por la deuda), algo que no sucede desde hace 17 años. "Sería un ajuste muy importante y difícil de realizar", ha valorado Raymond Torres. "Probablemente, o bien lo cumpliríamos y esto frenaría el crecimiento económico o no lo cumpliríamos y sería un problema desde el punto de vista de los objetivos presupuestarios", ha añadido. En cambio, si la inversión se reactiva a un nivel suficiente, el esfuerzo necesario sería mucho más sencillo.

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