El presidente ruso, Vladímir Putin, ha admitido este lunes que los "islamistas radicales" están detrás del atentado terrorista perpetrado el viernes en una sala de conciertos a las afueras de Moscú, en el que murieron 139 personas. 

Sin embargo, a pesar de que el ataque fue reivindicado inmediatamente por el Estado Islámico, el líder ruso también ha insistido en vincular a Ucrania con el suceso. Según el presidente ruso, el atentado contra el Crocus City Hall recuerda al leitmotiv habitual de Kiev.

"Sabemos que el crimen fue cometido por medio de islamistas radicales, contra cuya ideología el propio mundo islámico lleva siglos luchando", ha afirmado. No obstante, también indicó que el atentado "puede ser solo un eslabón de una serie de intentos por parte de aquellos que combaten desde 2014 contra nuestro país con las manos del régimen neonazi de Kiev". 

Ucrania, por su parte, ha negado categóricamente tener algo que ver con el atentado, mientras que su presidente, Volodímir Zelenski, ha cargado contra "el absoluto don nadie que es Putin", según le ha calificado: "Él y los demás bastardos intentan, por supuesto, echar la culpa a otro"

Tras lo sucedido, el pasado sábado fueron juzgados los cuatro terroristas que cometieron la masacre. Dalerjon Barotovich Mirzoev, Saidakrami Murodali Rachabalizoda, Shamsidin Fariduni y Muhammadsobir Fayzov, que entraron en la sala con visibles signos de haber sido torturados, han sido ingresados en prisión de forma preventiva, según indicó el tribunal.