El Banco de España mejora su previsión de crecimiento al 1,9%, pero advierte de la debilidad del consumo y la inversión

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, en el acto de inauguración de las jornadas 'La mujer en la Internacionalización de la economía española'
El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, en el acto de inauguración de las jornadas 'La mujer en la Internacionalización de la economía española'
RODRIGO JIMÉNEZ / EFE
El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, en el acto de inauguración de las jornadas 'La mujer en la Internacionalización de la economía española'

El Banco de España ha revisado al alza sus previsiones de crecimiento económico para 2024 y apunta a que la economía española se expandirá un 1,9% este ejercicio, tres décimas más de lo que pensaba hace tres meses. De cara a 2025 y 2026 las previsiones no cambian. El PIB español crecería un 1,9% el año próximo y un 1,7% el siguiente. La mejoría deviene acompañada de una revisión a la baja de las expectativas de inflación. El supervisor bancario estima que los precios del consumo aumentarán un 2,7% en 2024, seis décimas menos que en su anterior análisis. En conjunto, las nuevas previsiones dibujan un panorama más favorable para la economía española, aunque con algunos claroscuros. La debilidad del consumo privado, la inversión y la productividad generan dudas de que España vaya a poder mantener el fuerte ritmo de crecimiento que se vio a finales de 2023 en el futuro.

Esta es la imagen general que dibujan los economistas del Banco de España en su último ejercicio de previsiones macroeconómicas publicadas este martes. En lo que respecta al PIB, la mejora en las expectativas de crecimiento para 2024 se debe fundamentalmente a tres factores. El primero es el sorprendente dato de crecimiento que se vio en el cuarto trimestre. En el tramo final del año la economía se expandió un 0,6%, una cifra que duplicó las expectativas del Banco de España y mejoró también las de los principales analistas. A este factor hay que añadirle que los precios de la energía se han reducido más rápido de lo que se esperaba y también que el Gobierno ha extendido parcialmente a 2024 algunas de las medidas de apoyo que estaban en vigor el año pasado. Un factor con el que no contaba el regulador cuando presentó sus previsiones anteriores. 

Estos dos últimos elementos explican también por qué el Banco de España ha rebajado considerablemente sus expectativas de inflación para este año. El supervisor cree ahora que los precios del consumo cerrarán con un incremento del 2,7%, seis décimas menos de lo que se auguró en diciembre del año pasado. La mayor parte de esta corrección se debe al buen comportamiento de los precios de la energía y, en menor medida, a la prórroga parcial de medidas de apoyo. En 2025 y 2026 la inflación se situaría por debajo del objetivo del 2% que se marca el Banco Central Europeo (BCE).

Si ponemos el foco en lo que ha pasado en la economía española en los últimos meses, el Banco de España señala que el comportamiento ha sorprendido por su dinamismo. No obstante, el supervisor espera que ese ritmo se ralentice en el primer trimestre del año. Su análisis apunta a que la economía nacional crecería un 0,4% en el primer trimestre, dos décimas menos que en el tramo final de 2023. 

La cara B del crecimiento de España

No obstante, estos datos positivos de crecimiento —sobre todo si los comparamos con la situación de los países de la eurozona— muestran "algunas debilidades". El supervisor señala en primer lugar que la sorpresa favorable que se vio en el cuarto trimestre se debe a dos factores que nada garantiza que vayan a mantenerse. Hablamos del consumo de las administraciones públicas y la acumulación de inventarios de las empresas. El Banco de España sostiene que el consumo público está creciendo a un ritmo cercano a máximos históricos y ven difícil que se pueda mantener. Sobre todo a tenor de los ajustes que serán necesarios para cumplir con las reglas fiscales europeas.

Otro de los factores que preocupan son la inversión y el consumo privado, que están funcionando peor de lo que se esperaba. Para el banco central español, estos dos elementos son los que "habitualmente constituyen los principales soportes de un crecimiento estable para cualquier economía". En consecuencia, si esta debilidad se prolonga, la capacidad de España para seguir creciendo a buen ritmo quedaría en entredicho. Otro elemento de incertidumbre es la "notable debilidad" que está experimentando la productividad, algo que podría "actuar como factor limitante del crecimiento económico a medio y largo plazo". En todo caso, el Banco de España cree que, a medida que la inflación se vaya moderando, la resistencia del mercado de trabajo y la mejora en las condiciones de financiación harán que el gasto de las familias siga al alza.

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