¿Deberías dejar que tu perro te lama la cara? Esto dice la ciencia

Un chihuahua lame la cara a una mujer durante una exposición canina en Birmingham, Inglaterra.
Un chihuahua lame la cara a una mujer durante una exposición canina en Birmingham, Inglaterra.
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Un chihuahua lame la cara a una mujer durante una exposición canina en Birmingham, Inglaterra.

La escena suele ser habitual para todo aquel que tiene perro: cuando el dueño llega a casa, la mascota comienza a expresar efusivamente su alegría por su regreso y, entre otros gestos, como brincar o mover la cola, el perro trata de lamer también la cara del humano. Aunque algunos dueños responden de manera positiva y con reciprocidad a esa muestra de cariño por parte de su mascota, también los hay quienes apartan la cara y disuaden a sus animales para que no lo hagan. ¿Puede afectar esto último al vínculo afectivo entre perros y personas?

Jacqueline Boyd, profesora titular de ciencia animal en la Universidad de Nottingham Trent (Reino Unido), analiza en un artículo publicado en The Conversation los pros y los contras de este gesto tan natural en los perros.

Tal y como expone, "lamer es importante" para ellos, ya que "es un comportamiento canino instintivo" que puede tener distintos significados en según qué contextos.

Por ejemplo, cuando se lamen la boca de manera repetida "puede ser un signo sutil de estrés o miedo, especialmente cuando se combina con orejas hacia atrás y una expresión tensa", describe. De hecho, "observar la frecuencia de lamerse los labios es una forma de medir el bienestar de los perros durante las sesiones de entrenamiento", agrega.

Del mismo modo, los perros también se lamen los labios "como respuesta conductual a los estados emocionales de los humanos", lo que sugiere que son animales "empáticos" al ser capaces de "reconocer emociones tanto en humanos como en otros perros mediante señales visuales y auditivas".

Más allá del simple gesto de cariño y compañerismo, esta experta destapa que la saliva canina "podría hacer más daño que bien" a las personas. En el caso de los inmunodeprimidos, personas con heridas abiertas o si el perro complementa sus comidas con la coprofagia —ingestión voluntaria de las heces—, "lo mejor es evitar esos lamidos en la cara", sentencia Boyd.

En este sentido, la boca de los perros puede albergar una variedad de microorganismos que se pueden trasmitir de perros a humanos mediante mordeduras, lamidos o rasguños. Aunque estos "suelen ser de bajo riesgo para los humanos", pueden darse, en menor medida, casos de zoonosis, enfermedades infecciosas transmitidas entre especies.

Una de las bacterias que pueden hacer enfermar gravemente a las personas tras el contacto con la saliva del perro es la Capnocytophaga canimorsus, que se encuentra en la boca de hasta tres cuartas partes de perros y gatos sanos y es capaz de causar una sepsis potencialmente mortal. Otros microbios, como Pasteurella multocida, podría provocar meningitis.

A pesar de ello, la experta tranquiliza al asegurar que, en la mayoría de los casos, "los humanos que entran en contacto con la saliva del perro no enferman". No obstante, ha recomendado evitar los lamidos de los perros a las personas inmunodeprimidas, niños muy pequeños, adultos en edad avanzada y mujeres embarazadas.

Boyd aconseja además una serie de "medidas adicionales" que los dueños pueden implementar, como "mantener limpias las superficies, minimizar la contaminación del menaje del hogar y mantener en todo momento una escrupulosa higiene del hogar, especialmente tras el contacto con animales".

A pesar de que en el pasado se empleaba la saliva animal para curar heridas, desde el punto de vista de la evidencia científica, esta experta aclara que "no hay investigaciones que sugieran que permitir que los animales de compañía lamen las heridas les ayude a sanar", más bien todo lo contrario: "Podría aumentar el riesgo de infección del propietario".

En lo que sí hay evidencia es en los "beneficios potencialmente curativos" que confieren a la salud de las personas abrazar y acariciar a los perros, ya que puede ayudar a pacientes con ansiedad u otros trastornos a sentirse más tranquilos, así como a reducir la presión arterial y el ritmo cardíaco.

Para esta experta, la conclusión es clara: los dueños de los perros obtienen importantes beneficios de sus mascotas, pero lamer, sin embargo, "no es esencial para el estrecho vínculo entre humanos y canes".

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