La importancia de la confianza entre loro y cuidador: "Si tiene miedo en su propia casa no va a tener una buena calidad de vida"

Roger Valls junto a algunos de sus loros.
Roger Valls junto a algunos de sus loros.
CEDIDA
Roger Valls junto a algunos de sus loros.

A la hora de convivir con cualquier animal, ya sea un perro, un gato o un animal exótico como un loro, además de los cuidados básicos que debemos cuidar y cubrir hay un aspecto muy importante que no podemos obviar si queremos que nuestro compañero tenga una buena calidad de vida: la confianza.

Siempre hablamos de ofrecer a nuestras mascotas una buena alimentación, comprarles numerosos accesorios y juguetes, llevarlos al veterinario con regularidad... Todo esto es importante pero, si no establecemos una buena relación con nuestros perros, gatos, loros o cualquier otro animal con el que convivamos en cautividad, la calidad de vida del mismo no va a ser buena.

Así lo considera Roger Valls, cofundador de la asociación Avetropic, cuya misión es salvaguardar el bienestar de las psitácidas (conocidas comúnmente como loros) que viven en condiciones de cautividad. "Necesitamos tener algún tipo de relación con el animal y, sobre todo, que éste o tenga miedo y que conozca qué puede esperar de ti (tanto lo bueno, como lo malo)", afirma.

"En el momento en el que el animal no sepa qué esperar es cuando aparece el miedo, la frustración y la desconfianza (y con ello, los problemas de comportamiento como, por ejemplo, las agresiones)", advierte. "Al final, si el animal tiene miedo en su propia casa, donde vive bajo nuestro cuidado, no va a tener una buena calidad de vida, por eso, la confianza para mí es muy importante".

Cómo forjar una relación de confianza

La relación de confianza que establezcamos con nuestro animal de compañía no va solo en una dirección, si no en ambas. "Es importante que el animal tenga confianza en nosotros, pero eso tan solo se consigue si nosotros también le aportamos confianza a él", afirma el experto. 

"Por un lado, si el animal no sabe qué esperar de nosotros y piensa que le podemos engañar o forzarla a hacer algo que no quiere hacer, va a buscar formas de conseguir lo que quiere (esquivándonos o agrediéndonos)", explica. "Pero por otro lado, si le damos confianza, nos comunicamos con él y somos respetuosos, el animal va a actuar de una forma más predecible".

No obstante, entablar una relación de confianza con nuestros compañeros no humanos no es una tarea sencilla, de hecho, Valls lo compara la confianza de un animal con una cuenta bancaria. "Cuando éste obtiene experiencias negativas (engaños, prohibiciones o forcejeos), el valor de la cuenta se va reduciendo poco a poco", cuenta. "Pero al revés, cuando el animal recibe cosas buenas y consigue cosas comunicándose con nosotros, el valor de la cuenta (de la confianza) incrementa".

"Por eso, nuestro trabajo es conseguir que la cuenta se mantenga en números positivos, algo muy difícil de conseguir, pero muy fácil de perder", lamente el experto. "Subir e ir ganándonos la confianza de nuestro animal es un trabajo de día a día".

En ese sentido, Valls asegura que lo más útil y valioso para ganarnos la confianza de nuestros compañeros no humanos es utilizar el refuerzo positivo. "Cuando el animal haga algo que a nosotros nos interesa, reforzar esa conducta", explica.

"Que el tipo de relación que forjemos entre el animal y nosotros sea siempre a través del refuerzo positivo, lo que va a facilitar el convencerle de hacer algo que necesitamos (como que un loro se meta en su jaula o que un gato entre en su trasportín)", ejemplifica. "Eso va a ser mejor que castigar o prohibir, porque tendrán una motivación".

Para entender esto mejor, Valls continúa con el ejemplo del loro y la entrada en la jaula. "Si vamos reforzando la entrada con premios, el animal acabará entrando por su propio pie; mientras que si le forzamos va a intentar escapar o evitarlo a toda costa (ahí perdemos su confianza del todo)", expresa. 

"Para no llegar a ese punto la base es trabajar en el refuerzo positivo y respetar lo que quiere el animal, es decir, intentar entender las señales que te da, qué intenta decirte...", agrega el experto. "Además esto funciona con cualquier animal (aunque hay que tener en cuenta que algunos están menos desarrollados a nivel cognitivo".

Los problemas de la falta de confianza

Pero, ¿y qué pasa si no conseguimos entablar esa relación de confianza con nuestro animal o la perdemos por el camino? Valls explica que puede desembocar en problemas de miedo, frustración o de agresividad. "Esto se dará en situaciones en las que el animal trate de conseguir aquello que quiere al margen de lo que el cuidador le esté pidiendo, como lo que hemos mencionado antes del loro que evita la jaula o al cuidador", detalla.

El experto, además, advierte de que si convertimos nuestra relación con el animal en una de poder, vamos a estar condenados a que cada cosa que necesitemos de nuestro compañero nos cueste una lucha. "Esto no conviene en ningún caso y, además, es muy triste pensar en un animal que viva con miedo o enfado con nosotros, que somos quienes le cuidamos y a quienes van a ver todos los días (sin ellos haberlo decidido así)", lamenta.

"El día a día se volverá cada vez peor, porque la situación irá escalando ya que, cuanto más tardemos en revertirla, más tiempo lo estamos haciendo mal y, por tanto, más difícil será recuperar la confianza de nuestro animal. Aunque, por desgracia, muchas personas se dan cuenta de que lo están haciendo mal cuando la situación ya es insostenible", concluye.

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