Los gatos, siendo el segundo animal doméstico más común en nuestros hogares después de los perros, son objeto de un gran interés en varios ámbitos anatómicos y de comportamiento.
Sin embargo, en comparación con otras especies animales, nuestro conocimiento sobre ellos sigue siendo limitado. Esta paradoja se atribuye a la complejidad de llevar a cabo investigaciones en entornos controlados con estos fascinantes pero a la vez peculiares felinos, que no siempre se muestran cooperativos para los propósitos científicos.
Qué son realmente los maullidos de los gatos
En el caso de la vocalización felina, o los maullidos, aún no sabemos con exactitud cuántos tonos son capaces de emitir, aunque algunas fuentes sugieren que se han logrado aislar más de 90 entonaciones diferentes.
Estas vocalizaciones varían en tono, intensidad, duración y frecuencia, y expresan diferentes estados emocionales, necesidades o demandas. Los gatos aprenden a maullar desde que son cachorros, cuando se comunican con su madre para pedirle comida, calor o atención. Sin embargo, los gatos adultos rara vez maúllan entre ellos, y prefieren usar otros medios, como el lenguaje corporal o el olfativo.
Los maullidos son una adaptación de la domesticación
Los maullidos son una forma de comunicación adaptada por los gatos para interactuar con los humanos. Hay estudios que muestran que los gatos ajustan sus maullidos según el contexto y la persona, imitando incluso el tono de sus titulares. Sin embargo, comprender estos sonidos no es fácil para los humanos.
La capacidad para interpretar los maullidos depende de la experiencia previa con los gatos y de la intensidad y frecuencia del maullido, así como de su asociación con situaciones específicas. Conocer al gato y su historia es crucial para entender mejor su comunicación y responder adecuadamente.
Las vocalizaciones de los gatos pueden variar en tono y significado, desde expresar hambre o dolor hasta saludos o curiosidad. Algunos son universales, mientras que otros son específicos de cada gato e incluso de la relación interespecífica que se ha creado. La interpretación de estos sonidos requiere sensibilidad y atención a los detalles. Para entender completamente lo que un gato quiere comunicar, es esencial observar su comportamiento y tener en cuenta la individualidad de cada animal.
¿Podríamos aprender a maullar?
A pesar de nuestros esfuerzos, los humanos no podemos replicar con precisión los maullidos de los gatos. Esta limitación se debe a diferencias anatómicas y fisiológicas entre nuestras especies. Aunque intentemos imitar sus sonidos, carecemos de la misma estructura vocal que les da a los maullidos su significado distintivo para los gatos.
Cuando maullamos a un gato y nos devuelve el sonido, no significa que entienda lo que estamos diciendo, solo responde porque han aprendido que así pueden comunicarse con nosotros. Los gatos, al imitar nuestro comportamiento, entienden que intercambiar maullidos es una forma segura de interacción o, dicho de otra forma, recibir atención.
Curiosamente, los gatos sí pueden reconocer y reaccionar ante grabaciones de maullidos de otros felinos. Sin embargo, la experta en etología felina, Molly DeVoss, advierte sobre la exposición a ciertos sonidos de gatos en vídeos virales.
Estos sonidos pueden ser interpretados por los gatos como situaciones de conflicto o peligro, similar a cómo los humanos reaccionaríamos ante gritos de angustia. Por ello, se recomienda precaución y la experta sugiere que usemos auriculares para evitar que nuestro gato se contagie del estrés.
¿Cómo podemos comunicarnos con nuestro gato?
Para establecer una comunicación efectiva con nuestros felinos, no es necesario que aprendamos a maullar. Numerosos estudios han revelado que comprenden nuestras voces, tonos y hasta reconocen cuando les llamamos por su nombre, pero los maullidos no son el principal medio de comunicación de los gatos domésticos.
Para los gatos, el olfato es su primer y más primitivo idioma, y después el lenguaje corporal. A través de las feromonas, los gatos marcan su territorio, establecen jerarquías sociales y transmiten información vital sobre su estado emocional. Pero si queremos insistir en la comunicación oral con ellos, podemos adoptar un tono de voz similar al que usaríamos con un bebé, ya que parece ser una modalidad receptiva y genera respuestas positivas.
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