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El doctor Javier Bachiller sobre la enfermedad ultrarra FOP: "La Fibrodisplasia Osificante Progresiva es cruel"

Javier Bachiller Corral, Jefe de Sección, Servicio de Reumatología, Hospital Universitario Ramón y Cajal.
Javier Bachiller Corral, Jefe de Sección, Servicio de Reumatología, Hospital Universitario Ramón y Cajal.
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Javier Bachiller Corral, Jefe de Sección, Servicio de Reumatología, Hospital Universitario Ramón y Cajal.

La Fibrodisplasia Osificante Progresiva (FOP) es una enfermedad extremadamente rara y poco comprendida que afecta, de media, a una de cada dos millones de personas en todo el mundo. Esta condición genética se caracteriza por la formación progresiva de hueso en músculos, tendones y tejidos blandos, lo que lleva a una rigidez progresiva y a la pérdida gradual de movimiento en las articulaciones. Lo que hace que la FOP sea aún más desafiante es su naturaleza altamente impredecible y la falta de tratamientos efectivos. Una ecuación que la convierte en una enfermedad altamente incapacitante.

A pesar de su devastador impacto en la calidad de vida de quienes la padecen, la FOP sigue siendo en gran medida desconocida tanto para el público en general como para muchos profesionales de la salud. La rareza de la enfermedad y su complejidad diagnóstica contribuyen a la falta de conciencia y comprensión en la comunidad médica y la sociedad en general, lo que a menudo resulta en retrasos en el diagnóstico y en la falta de acceso a los cuidados adecuados.

Para conocer todos los detalles sobre esta enfermedad rara hablamos con el doctor Javier Bachiller Corral, Jefe de Sección del Servicio de Reumatología en el Hospital Universitario Ramón y Cajal.

Doctor, ¿podría explicar qué es la fibrodisplasia osificante progresiva (FOP) y cómo afecta a quienes la padecen?La Fibrodisplasia osificante progresiva es una enfermedad genética que provoca la osificación progresiva de los músculos, tendones y ligamentos del cuerpo humano. Los pacientes nacen con un esqueleto y musculatura aparentemente normales, pero progresivamente sus músculos se van convirtiendo en huesos (osificación heterotópica) que se fusionan entre si formando un segundo esqueleto superpuesto al esqueleto primitivo y provocando una rigidez y perdida irreversible de movimiento. La aparición de múltiples masas o bultos de consistencia pétrea ha hecho que comúnmente reciba el sobrenombre de “enfermedad del hombre de piedra”.

¿Cuáles son los síntomas más comunes de la FOP y cómo se diagnostica esta enfermedad?Al nacimiento, los pacientes con FOP presentan un manifestación típica que es el hallus valgus (desviación del primer dedo de los pies, vulgarmente llamado juanete). Este hallazgo es bastante característico y debería iniciar la sospecha diagnostica. El segundo síntoma es la aparición de brotes inflamatorios en áreas musculares, que tras resolverse dejan una osificación muscular. Los brotes inflamatorios suelen aparecer en los primeros años y se repiten durante el resto de la vida, desencadenados por caídas, traumatismos, inyecciones intramusculares (vacunas) o espontáneamente. El diagnóstico de la enfermedad se confirma mediante el estudio genético.

¿Cuáles son las principales causas subyacentes de la FOP y qué se sabe sobre su origen genético?La FOP se debe a la presencia de una mutación genética en el gen ACVR1. Esta mutación puede ser espontanea (de novo), o heredada de los padres, si alguno de ellos ya tuviese la enfermedad. La mutación genética provoca la síntesis de una proteína alterada (receptor de la Activina), que activa permanentemente el mecanismo de formación de hueso.

¿Cuál es el curso típico de la FOP en términos de progresión de la enfermedad y qué factores pueden influir en su evolución?La enfermedad suele comenzar durante la primera década de la vida afectando a la columna cervical y hombros limitando su movimiento. Posteriormente afecta al resto de la columna, codos, caderas y rodillas y en torno a los 25 años los pacientes precisan silla de rueda para desplazarse. En estadios más avanzados, puede afectar a la mandíbula que se queda rígida, provocando limitación para la masticación y alimentación. Con frecuencia en la tercera y cuarta década de la vida los pacientes están encamados permanentemente, con movilidad muy reducida.

La enfermedad provoca también la osificación progresiva de la musculatura torácica con una restricción de la capacidad pulmonar y tendencia a las infecciones respiratorias graves, que son la causa más frecuente de mortalidad. La esperanza de vida esta acortada, y aunque hay mucha variabilidad, el fallecimiento suele producirse en la quinta década de la vida.

Con frecuencia en la tercera y cuarta década de la vida los pacientes están encamados permanentemente, con movilidad muy reducida.

¿Existen tratamientos disponibles para la FOP actualmente y cuál es su eficacia en el control de los síntomas y la progresión de la enfermedad?No existe ningún tratamiento comercializado en España que este indicado para tratar a estos pacientes. Hasta 2018 solo disponíamos de tratamiento sintomático (corticoides y antinflamatorios) en las crisis, y otros tratamientos empíricos sin evidencia científica. Pero actualmente existen varios fármacos en investigación que podrían frenar la enfermedad. Cuatro de ellos están en fase de ensayos clínicos y otros 3 fármacos en desarrollo. Aunque aún es pronto para sacar conclusiones definitivas, alguno de estos fármacos están dando muy buenos resultados y pueden reducir la osificación y mejorar la evolución.

En el Hospital Ramón y Cajal tratáis la FOP. ¿Cuál es la incidencia que tenéis registradaLa FOP es una enfermedad ultrarara con una prevalencia aproximada de un caso por cada millón y medio de habitantes. En España se estima que debe de haber entre 40 y 50 pacientes vivos. En el Hospital U. Ramón y Cajal de Madrid tenemos registrados 35 pacientes de los cuales 18 están recibiendo tratamiento específico.

¿Qué desafíos enfrentan estos pacientes con FOP en términos de manejo de la enfermedad y calidad de vida?La FOP es una enfermedad desconocida para la mayoría de los médicos y con frecuencia pasan años hasta que se sospecha la enfermedad. Por lo tanto el primer desafío es el diagnostico precoz que permita la derivación a un centro especializado y el acceso a un tratamiento avanzado. La limitación funcional tan severa de la enfermedad provoca una marcada reducción de la calidad de vida y obliga a la ayuda externa permanente para cualquier actividad.

¿Qué papel desempeñan los avances en la investigación médica y genética en el desarrollo de nuevos enfoques terapéuticos para la FOP?El descubrimiento en 2006 de la mutación genética predominante en los pacientes con FOP supuso un hito histórico en el conocimiento de esta enfermedad. La activina A y su receptor (sintetizado anormalmente por el gen mutado) son elementos claves en el desarrollo de las osificaciones y se han convertido en una diana terapéutica específica. Se han desarrollado varios fármacos que bloquean o enlentecen esta vía de señalización. Pero todavía es necesario avanzar en el conocimiento de todos los factores que determinan la activación y regulación de la osificación, y buscar dianas alternativas.

A pesar de todo, creo que podemos ser optimistas. Después de 30 años atendiendo y acompañando a estos enfermos, ahora disponemos de algunos fármacos con resultados prometedores

¿Cómo puede apoyar la comunidad médica y la sociedad en general a las personas afectadas por la FOP y sus familias?La comunidad médica debe ser consciente del reto diagnostico que suponen las enfermedades raras. Los signos y síntomas de la FOP son muy característicos, y su conocimiento en el ámbito de Pediatría y Atención Primaria facilitará el diagnostico precoz.

Por otro lado es una obligación de nuestra sociedad cuidar y tratar a los enfermos con enfermedades raras como se hace con las enfermedades comunes. Para ello es necesario potenciar la investigación, el conocimiento más profundo y el desarrollo de fármacos útiles en estas enfermedades. Además el mecanismo para el desarrollo y aprobación de tratamientos en las enfermedades raras debe ser más ágil. 

¿Cuáles son las perspectivas futuras para el tratamiento y la gestión de la FOP, y qué avances esperamos ver en los próximos años?En primer lugar debería centralizarse la atención en 1 o 2 hospitales en España para mejorar los registros, ganar experiencia y optimizar recursos. Los fármacos en investigación están dando buenos resultados pero aún nos quedan al menos 4-5 años para su aprobación y comercialización, para así poder tratar a todos los pacientes en España. Pero además necesitamos fármacos para los niños (actualmente solo hay ensayos clínicos para mayores de 15 años), para actuar desde el inicio de la enfermedad.

A pesar de todo, creo que podemos ser optimistas. Después de 30 años atendiendo y acompañando a estos enfermos, ahora disponemos de algunos fármacos con resultados prometedores y que sin duda van a mejorar el pronóstico de esta rara y cruel enfermedad.

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