La población de Cataluña en riesgo de pobreza o exclusión social baja hasta el 24,4% pero aumenta la que vive con privaciones

La parroquia de Santa Anna de Barcelona acoge desde el pasado 16 de enero a personas sintecho y en riesgo de exclusión social.
Personas acogidas en la Parroquia de Santa Anna de Barcelona.
MERITXELL BAYARRI
La parroquia de Santa Anna de Barcelona acoge desde el pasado 16 de enero a personas sintecho y en riesgo de exclusión social.

La tasa de riesgo de pobreza o exclusión social, tasa AROPE, en Cataluña ha bajado hasta el 24,4% en 2023. Esta cifra significa 3 décimas menos que en 2022, cuando se registró un 24,7% y revela que casi uno de cada cuatro catalanes se encuentra en situación de riesgo de pobreza o exclusión social.

Estos datos han sido publicados este lunes por el Instituto de Estadística de Cataluña, Idescat, que en su 'Encuesta sobre Condiciones de Vida' revela que es la cifra más baja desde 2020 tras el estallido de la pandemia del Covid. Sin embargo, los datos también señalan que la cifra sigue estando por encima de los niveles de 2019 cuando la tasa AROPE fue del 23,6%.

La tasa AROPE es un indicador que combina el riesgo de pobreza y exclusión social, la baja intensidad en el trabajo y la privación material y social severa. En el caso de 2023, la reducción de esta tasa viene dada, principalmente, por la bajada del primer concepto,  la tasa de riesgo de pobreza, que se sitúa en el 18,0%, es decir, 1,9 puntos menos que en 2022, que fue un 19,9%, y alcanza el valor más bajo desde 2015.

Gráfica del nivel de los diferentes componentes de la tasa AROPE.
Gráfica del nivel de los diferentes componentes de la tasa AROPE.
Idescat

Por el contrario, aumenta el porcentaje de población que vive en situación de privación material y social severa hasta el 8,9%, cuando en 2022 fue del 8,0%. La población con baja intensidad en el trabajo, es decir, que trabaja por debajo de lo que podría hacerlo,  disminuye ligeramente, tan solo dos décimas porcentuales hasta el 6,6%.

Más menores pobres

Por edades, 1 de cada tres menores está en situación de riesgo de pobreza, ya que la tasa sube hasta el 33,1%, lo que representa un incremento de 6 décimas respecto a 2022. También sube la tasa en el grupo de 16 a 64 años, y se sitúa en el 24,7%, con un aumento de 4 décimas respecto al año anterior.

En el único grupo en el que la tasa AROPE disminuye es en el de la población de 65 o más años, con una reducción sustancial de 3,4 puntos porcentuales respecto a 2022 hasta situarse en el 16,2%. Así, los menores de 16 años están un 8,7% por encima de la tasa media mientras que los mayores de 65 años están un 8,2% por debajo. 

El estudio subraya que la brecha de género en la tasa de riesgo de pobreza o exclusión se ha intensificado en 2023 ya que entre los hombres, la cifra es del 22,8%, una bajada de 1,2 puntos, mientras que en las mujeres es del 25,9%, cinco décimas más que en 2022.

Entre los datos que ofrece la 'Encuesta de Condiciones de Vida' del Idescat destaca que un 16,3% de las personas que tienen trabajo se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión social  a pesar de estar ocupadas. La tasa AROPE en el caso de los personas en situación de paro se eleva hasta 55,6%. 

Se ha incrementado el riesgo de pobreza o exclusión social en los hogares con hijos dependientes, y llegan casi a una tercera parte en 2023, un 28,6%. Por contra, la tasa disminuye ocho décimas en los hogares sin hijos dependientes hasta el 20%.

Entre la población extranjera, la tasa AROPE es significativamente mayor que entre las de nacionalidad española: casi la mitad de los extranjeros de más de 16 años se encuentran en riesgo de pobreza, el 48,0%, dos puntos porcentuales menos que en 2022, mientras que entre los de nacionalidad española, la tasa AROPE se queda en un 19,2%, un 0,3 puntos porcentuales menos que en 2022.

Escasez de recursos económicos

Respecto a los indicadores del nivel de privación de los hogares, más de una tercera parte, un 36,1% no pude hacer frente a gastos imprevistos de 800 euros, cifra que supone un incremento de 1,3 puntos porcentuales respecto a 2022.

Y uno de cada cinco catalanes, 20%, no puede mantener el hogar a una temperatura adecuada, ocho décimas más que 2022, pero en cambio, la población que declara que no puede permitirse una semana al año de vacaciones se ha reducido un 1,1% en 2023, y ha bajado hasta el 29,8% cuando en 2022 esa tasa fue del 30,9%.

Otros indicadores de privaciones señalan que el 12,2% tienen retrasos en el pago de gastos relacionados con la vivienda principal. Además, el 6,7% no puede permitirse tener coche y el 5,4% no tiene suficiente dinero para tener un ordenador personal. Por último, el 5,1% no puede comer carne o pescado por lo menos cada dos días.

Situación polarizada

La mitad de la población confiesa llegar a fin de mes con dificultad, un 46,5%, aunque en este aspecto se produce una mejora de dos puntos porcentuales menos que en 2022. Paralelamente, se incrementa en un 1,9% las personas que viven en hogares y que declaran llegar con facilidad a final de mes, un 53,1%.

La encuesta del Idescat revela que la situación se polariza entre el aumento de quienes tienen mucha dificultad para llegar a final de mes y el incremento también de los que pasan el mes con mucha facilidad. Mientras los primeros aumentan un 9,2% desde el 8% en 2022, los segundos pasan del 2,7% en 2023 al 3,2% en 2023.

Ingresos

Entre la población que recibe prestaciones sociales, sus ingresos medios son de 15.830 euros por persona, mientras que los que perciben ingresos por trabajo, estos son de una media de 38.888 euros, lo que supone un aumento del 7,5% y del 7,7% respectivamente. Estas cifras son de 2022.

Las transferencias sociales, incluyendo las pensiones, han hecho incrementar la renta inicial de las familias un 34,1% en 2022, mientras que el año anterior lo hicieron en un 36,2%. El 62,5% de los hogares ha recibido al menos un tipo de prestación social, ya sea por vejez, desempleo, supervivencia, ayudas a los hogares o enfermedad e invalidez, entre otros.

Del total de hogares que han recibido prestaciones en 2022, un 55,1% han sido por vejez y supervivencia, un 30,4% ha percibido prestaciones por desempleo, y finalmente, un 33,6% han sido beneficiarias de algún otro subsidio o prestación.

La tasa de riesgo de pobreza antes de todo tipo de transferencias sociales es del 40,2%. Esta tasa pasa a ser del 23,9% cuando se contabilizan las pensiones de vejez y supervivencia y del 18% cuando se contabilizan todas las transferencias sociales, incluyendo las prestaciones por desempleo, invalidez y ayudas para familias o hijos, entre otros.

Los indicadores de desigualdad de la distribución de la renta se han reducido ligeramente en 2023. El indicador S20/S80 señala que el 20% de los hogares con mayores ingresos acumulan 5 veces lo que ingresan el 20% de los hogares más desfavorecidos. 

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