Dos personas fueron detenidas por la Guardia Civil el pasado lunes en la localidad extremeña de Don Benito: el párroco de la localidad y su supuesta pareja sentimental, que vivía con él en el domicilio anexo a la parroquia, ambos supuestamente implicados en una trama de tráfico de drogas, algunas de índole sexual como la mefedrona.
La investigación, que se inició hace varios meses, ha descubierto que el clérigo y su pareja recibían esta sustancias mediante paquetería para después venderla en pequeñas cantidades —con envíos a otras ciudades españolas o en su propio domicilio—.
Qué es la mefedrona
Prohibida en la Unión Europea desde el año 2010, la mefedrona es una droga recreativa de diseño con efectos estimulantes similar a la metanfetamina, el éxtasis, o la cocaína, tal y como ha explicado la Benemérita en un comunicado.
La mefedrona, también denominada 'mefe', 'miau' o 'sales de baño', puede encontrarse en polvo, cristales o incluso capsulas, y puede consumirse de forma oral, esnifada, intravenosa y, en ocasiones, intrarrectal, según se desprende del Documento Técnico de Abordaje del Fenómeno del Chemsex, elaborado por el Ministerio de Sanidad en junio de 2020. La forma de consumo, por otro lado, determina la duración de sus efectos: cuatro horas si se toma oral o una hora si se esnifa.
Tensión mandibular y alucinaciones, entre sus efectos
Esta sustancia produce una sensación de euforia, aumento de la sociabilidad, mejora de la apreciación de la música y excitación sexual, explica el Plan Nacional sobre Drogas de Sanidad, que añade que sus consumidores sienten una "sensación de 'subida' y 'bajada' más suave que la producida por el MDMA y menor o ninguna 'resaca' al día siguiente".
Como el éxtasis y la cocaína, la mefedrona provoca dilatación pupilar, agitación, aumento de la frecuencia cardiaca e hipertensión. Además, se han dado casos de vasoconstricción periférica severa que afecta manos y pies, tensión mandibular, arritmias, ictus y convulsiones, y es frecuente la aparición de alucinaciones y sintomatología psicótica.
Además, se trata de un tipo de sustancia estupefaciente cuyos efectos de corta duración inducen al consumo y está relacionada con el 'chemsex', que consiste en el "uso intencionado de drogas para tener relaciones sexuales por un período largo de tiempo".
La historia de la mefedrona y su consumo en España
La aparición de la mefedrona en Europa se remonta al año 2007, cuando empezó a popularizarse su consumo entre jóvenes, aunque no fue hasta 2010 cuando se produjo su explosión definitiva, convirtiéndose en la cuarta droga más consumida en el ocio nocturno de Reino Unido.
A su auge contribuyó también su condición de sustancia legal y la facilidad para adquirirla a través de internet, donde se vendía como alternativa a la cocaína o el éxtasis, tal y como recoge el Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio de Sanidad.
En diciembre de 2010, la Unión Europea aprobó la prohibición de su producción y comercialización después de que el Observatorio Europeo de Drogas y Toxicomanías concluyese en su evaluación científica que el consumo de esta droga provoca graves problemas de salud y genera dependencia.
El uso de mefedrona está ampliamente relacionado con el 'chemsex', una práctica que en el último lustro se ha disparado en España. Sin ir más lejos, el Informe sobre Chemsex 2021/2022 elaborado por Madrid Salud reflejaba que un total de 351 personas habían sido atendidas por esta razón en 2021, lo que suponía un incremento del 602% respecto a 2017, cuando fueron atendidas 50 personas.
El documento revela de igual forma que "la droga principal por la que solicitan tratamiento es la mefedrona en un 66%", así como que el 77% de las personas que estaban recibiendo tratamiento médico en ese momento consumían mefedrona.
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