Cuatro personas han sido detenidas este miércoles en Turquía tras el desastre minero, en el que al menos nueve trabajadores han quedado sepultados bajo tierra, y que ha amenazado con convertirse en un grave problema ambiental, por la posible liberación de sustancias tóxicas en el río Éufrates. La televisión estatal TRT asegura que el director de la mina es uno de los arrestados, aunque por el momento no se conocen muchos más detalles.
El derrumbe sucedió en una mina a cielo abierto cerca del embalse de Bagistas, a unos 90 kilómetros de la ciudad de Erzincan, en el este de Turquía. De los desaparecidos, cinco se cree que estaban en una caseta, tres en un vehículo y uno en un camión. La tragedia ha cobrado una dimensión internacional, ya que el deslizamiento de tierra, compuesto por 10 millones de metros cúbicos de suelo contaminado, amenaza con provocar nuevos aludes y contaminar el río, que también atraviesa Siria e Irak.
Más de 800 personas participan en la búsqueda de los trabajadores, una operación que se complica por las lluvias y la presencia de cianuro y otras peligrosas sustancias químicas.
Declaraciones del vicepresidente de CHP
Deniz Yavuzyilmaz, vicepresidente del principal partido de oposición, el socialdemócrata CHP, criticó la gestión de la crisis y señaló que las sustancias tóxicas se están mezclando con las aguas subterráneas, lo que representa una amenaza no solo para Turquía, sino también para varios países vecinos.
"Las sustancias tóxicas aquí, junto con los desechos químicos, se mezclan con las aguas subterráneas debido a la lluvia. El problema aquí es internacional" ha afirmado el político. "Estas aguas cruzan las fronteras turcas y llegan a Siria, Irak", ha añadido. Yavuzyilmaz también mencionó la rotura de tuberías de cianuro en la zona del deslizamiento y destacó que debajo de la mina hay una falla sísmica. Otros expertos coinciden en que el desastre era previsible debido a la ubicación de la mina en una zona propensa a lluvias y movimientos tectónicos.
Detalles sobre la empresa operadora
La explotación, objeto de numerosas demandas de cierre por parte de los residentes locales debido al peligro que representa, ha estado produciendo oro desde diciembre de 2010, operada por Anagold Company, propiedad en un 80% de la canadiense SSR Mining y en un 20% del grupo turco Çalik. El holding Çalik, uno de los mayores conglomerados industriales de Turquía, se considera cercano al partido islamista AKP y al presidente, Recep Tayyip Erdogan.
Tras un vertido en junio de 2022, que resultó en la mezcla de toneladas de solución de cianuro con la tierra, las operaciones de la compañía se suspendieron durante tres meses, pero luego, tras ser multada, se le permitió reanudar en una área más amplia.
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