El maltrato animal, otra forma de violencia de género: "Estos casos son muy frecuentes, cada vez hay menos hijos y más mascotas"

Las mascotas son una víctima más de la violencia intrafamiliar
Un perro entre barrotes en una foto de archivo.
 Pixabay
Las mascotas son una víctima más de la violencia intrafamiliar

"Degolló a su mascota, un conejo blanco, delante de ella, le restregó la sangre del animal por la cara, lo cocinó e intentó que se lo comiera para 'darle una lección'". Este es el episodio que sufrió una mujer a manos de su pareja en el municipio de Monstserrat (Valencia). David Dorado, oficial de la Policía Municipal de Alcorcón y criminólogo especializado en maltrato animal, explica a 20minutos que estos casos se van a dar "cada vez más" porque "los agresores utilizan a los seres queridos para hacer daño o coaccionar" y "cada vez hay menos niños en las casas y más animales". 

Un estudio de la Sociedad de Alberta para la Prevención de la Crueldad hacia los Animales concluyó que un 30% de mujeres víctimas de violencia de género cuenta con animales domésticos y, de estas, el 80% asegura que su maltratador las amenaza con perjudicar a sus mascotas o, incluso, con acabar con su vida. Además, también expone que el 59% de mujeres maltratadas que cuentan con una mascota retrasaron abandonar a su agresor por miedo a las consecuencias.

Los maltratadores aprovechan el fuerte vínculo entre humanos y animales, también conocido como biofilia, que les lleva a tener mascotas para hacer daño a las víctimas. Además, esta conexión se acentúa cuando son personas en situación de fragilidad emocional, como las mujeres maltratadas. Por ello, el Observatorio de Violencia de Género esclareció que el efecto del maltrato animal sobre las víctimas es "demoledor" y que está estrechamente relacionado con la disminución de las posibilidades de que estas denuncien, dejen y se alejen de sus agresores. 

Un maltrato difícil de detectar 

Dorado asegura que, cuando se habla de violencia dentro del ámbito del hogar, a menudo se olvida de un miembro igual de importante en las familias: los animales de compañía, que, en estas situaciones, "son una víctima más". "Los maltratadores buscan coaccionar a la víctima haciendo uso de sus seres queridos, ya bien sean los hijos, familiares o mascotas. No es necesario que el caso sea tan extremo como el de Valencia, puede empezar con amenazas como 'si sales de fiesta, no le doy de cenar' o 'como me dejes, no lo verás nunca más' y cada vez ir a más", explica el policía.

El criminólogo sostiene que es un tipo de violencia intrafamiliar muy difícil de detectar y, por tanto, de evitar. Al ser miembros de la familia "generalmente invisibilizados", es complicado incluso "que la propia víctima se dé cuenta de que están utilizando a su mascota para maltratarla". Por ello, defiende que, uno de los pilares fundamentales para luchar contra esta vertiente de la violencia vicaria, es "la divulgación y la información". 

Sin embargo, el oficial también asume que gran parte de responsabilidad la tienen los protocolos de violencia de género de las Fuerzas de Seguridad del Estado que él, desde dentro, está intentando que "poco a poco se modernicen". Actualmente, en la mayoría de los casos, cuando "se denuncia o detecta un caso de agresiones dentro del hogar, los agentes suelen preguntar por todos los miembros que habitan en ese domicilio, menos por las mascotas", expone Dorado. 

"La invisibilización por parte de los agentes provoca que la víctima tampoco caiga en que el animal puede estar siendo un perjudicado más de ese ambiente. Además, esta ignorancia, cuando son familias con hijos, es todavía más frecuente, porque la prioridad de la víctima es proteger a los menores. Aun así, no es excluyente, aunque haya niños en el hogar, las mascotas también pueden ser objeto de malos tratos", desarrolla.

Una forma de maltrato "menos arriesgada"

Además, Dorado explica que los maltratadores son "listos" y saben que infringir daño a las mascotas "es una forma de maltratar menos arriesgada que agrediendo directamente a las víctimas porque las penas por maltrato animal, aunque cada vez se están endureciendo más, siguen siendo mucho menores a las de violencia de género y pueden conseguir los mismos efectos". El propio caso de la localidad valenciana de Monserrat es un ejemplo de ello, ya que el agresor se enfrenta a 12 años de prisión por acumulación de delitos de violencia de género frente a 18 meses de cárcel por maltrato animal.

Por otro lado, el criminólogo, que ha realizado dos investigaciones sobre la relación entre el maltrato animal y otros tipos de violencia, entre ellas la machista, resalta que las víctimas "crean vínculos todavía más fuertes con sus animales domésticos" porque "son su apoyo y amor incondicional y la única compañía que tienen". "Los datos que ahora se tienen respaldan esta conexión. Los agresores son perfectamente capaces de descubrir los puntos débiles de sus víctimas para utilizarlos en su contra y conseguir lo que quieren: que no salgan, que no se alejen, que no cuenten lo que están sufriendo...", continúa. 

Por la gravedad de la situación, el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 en colaboración con el Observatorio de Violencia Hacia los Animales puso en marcha Viopet, un programa que acoge de forma temporal a los animales de mujeres víctimas de violencia machista. Solo durante el primer año de la iniciativa se dio cobertura a más de 300 mujeres víctimas de violencia machista y a sus animales. "La concienciación, la garantía de soluciones y el apoyo de las mujeres maltratadas es la clave para acabar con esta situación", concluye el oficial. 

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